No todo político preso es un preso político. Presos políticos son solamente aquellos individuos que, sin haber cometido un delito tipificado en el orden legal de un país, son encerrados por sus ideas. Un político que roba, asesina o protagoniza actos violentos es igual a cualquier ciudadano que incurre en esos crímenes y, por lo tanto, debe recibir la misma sanción.
La aclaración viene a cuento por los nuevos bríos que, tras los resultados electorales del 26 de enero, ha cobrado el discurso que pretende presentar el encarcelamiento de Antauro Humala como un producto de la “criminalización de la protesta” y demanda, en consecuencia, su libertad inmediata.
La verdad, sin embargo, es que la asonada conocida como el ‘andahuaylazo’, que él encabezó en enero del 2005, supuso la toma de una comisaría y la muerte de cuatro policías y dos de los alzados, y se produjo en el contexto de un gobierno constitucional. Es decir, fue un crimen mondo y lirondo, sin importar las elucubraciones con las que él y sus cómplices hayan querido desde entonces justificarlo. Y por ello el reo que nos ocupa recibió una condena de 25 años de cárcel que todavía está purgando.
A las voces de los antauristas que sostienen que el hermano del expresidente Humala es un preso político se ha sumado en estos días, no obstante, la del congresista electo por el Frente Amplio Enrique Fernández Chacón. En efecto, cuando se le consultó el martes de esta semana si esta era la condición del etnocacerista, él respondió: “Yo creo que sí”, causando un gran revuelo.
En menos de 24 horas, desde luego, el partido (a través de un comunicado) y su líder, Marco Arana, se apresuraron a desautorizarlo (“Para el Frente Amplio es muy claro: [en el Perú] no hay presos políticos”, declaró este último). Pero muchos han recordado que, en el Congreso disuelto, otros representantes de ese partido, como Justiniano Apaza o Rogelio Tucto, le atribuyeron esa misma condición a algunos de los terroristas del MRTA o se mostraron favorables a que se le concediera un indulto a Abimael Guzmán, desconociendo que, al igual que Antauro Humala, esos individuos no son presos políticos, sino, a lo más, políticos presos.