En una reciente entrevista para la cadena Univisión, el ex presidente Alejandro Toledo atribuyó las acusaciones que enfrenta por el Caso Ecoteva al fujimorismo y a su “socio” Alan García, interesados en obstaculizar su candidatura presidencial del 2016. A juzgar por otras afirmaciones suyas en ese mismo diálogo, sin embargo, se diría que si los obstáculos para sus aspiraciones derivan efectivamente del mencionado caso, quien los ha colocado con ánimo de prueba olímpica ha sido él. El líder de Perú Posible ofreció en esta oportunidad una enésima versión cambiada sobre la compra de las propiedades que tantos dolores de cabeza le han traído: aseguró que Josef Maiman es “familia cercana” de su suegra y que por esa razón decidieron hacer negocios juntos sin que él (Toledo) tuviera que saber cosa alguna al respecto.
Esta seudoexplicación (pues no hay árbol genealógico que la sustente) se suma a una larga lista de versiones, igualmente inverosímiles, ya ensayadas por el presidente sobre este asunto. La primera fue que el dinero de las compras inmobiliarias provenía de una indemnización recibida por su suegra en tanto víctima del Holocausto nazi. Luego sostuvo que era la herencia de un marido adinerado del que la señora Fernenbug enviudó. Más adelante postuló que se trataba de un préstamo de Maiman a su suegra. Y finalmente, afirmó que todo era una inversión de este último.
Mientras las versiones iban mutando, además, se descubrió que el dinero para las propiedades provino de una empresa –Ecoteva– constituida en Costa Rica, cuyos accionistas eran una empleada de limpieza y un guardia de seguridad. Y de cuya creación, según el abogado que la supervisó, participó Toledo mismo. La casa, adicionalmente, tuvo como principal interesada a la señora Eliane Karp, según testimonio del corredor que la vendió.
Así las cosas, es evidente que el camino del líder chacano a la presidencia en el 2016 era ya una carrera de obstáculos antes de que sus potenciales contendores en esos comicios hubieran abierto la boca. Y que ahora solo ha tropezado una vez más con la valla que tan eficientemente sabe colocar delante de él.