Editorial: Como el cangrejo
Editorial: Como el cangrejo

En nuestro país, la provisión urbana de servicios de agua y desagüe es manejada, casi en su integridad, por empresas públicas llamadas empresas prestadoras de servicios de saneamiento (EPS), cuyo desempeño, como hemos constatado varias veces, deja mucho que desear. 

En términos de calidad del servicio, las EPS peruanas se encuentran muy por debajo de sus pares latinoamericanos. La continuidad de agua potable llega, en promedio en un día, a 16 horas en las EPS grandes, 18 en las medianas, y 15 en las pequeñas; la cobertura de desagüe es en promedio de 80% para las EPS grandes, 75% para las medianas y 76% para las pequeñas; mientras que el promedio de tratamiento de aguas residuales llega apenas a un alarmante 35% en las EPS grandes, 47% en las medianas y 7% en las pequeñas, según la ONG Contribuyentes por Respeto.

El mismo estudio revela que la sostenibilidad financiera de las EPS es precaria. En promedio, presentan un ROA (rentabilidad sobre activos) de -0,26% y un nivel de endeudamiento que ha pasado de 80% en el 2006 a 145% en el 2014 (para hacernos una idea, el sector saneamiento de Estados Unidos presenta un ROA promedio de 8% y un nivel de endeudamiento promedio de solo 49%). Datos desalentadores pero no sorpresivos si se considera que tan solo la mitad de las conexiones de agua potable de las EPS cuentan con una micromedición efectiva del consumo, y que el nivel promedio de agua no facturada es de 45% en las EPS medianas.

En este contexto, se entiende que el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento haya señalado en un comunicado que el actual modelo de gestión “funciona de manera deficiente, genera desperdicio de agua, sobrecostos, corrupción y no permite cumplir los objetivos de manera adecuada”. Lo que no se explica, en cambio, es la visión de gestión mostrada hace pocos días por el nuevo presidente de Sedapal, Rudecindo Vega, en una entrevista publicada en este Diario.

El nuevo titular de la empresa estatal no solo descartó de plano la idea de involucrar al sector privado en Sedapal (“Es más fácil que yo me vaya a que Sedapal se privatice”, fueron sus palabras), sino que parece querer reforzar al statu quo responsable del pobre desempeño de las EPS. 

Al ser preguntado por su directorio, Vega señaló: “Entre los cinco miembros del directorio entrará una persona en representación de la Municipalidad de Lima. A mí me encantaría que también haya un representante de la Municipalidad del Callao y un representante de los trabajadores”. Una propuesta que no solo sumaría más visiones políticas al directorio, en detrimento de las técnicas, sino que, además, generaría un evidente conflicto de interés al encargar a un representante sindical la gestión de la empresa para la que trabaja. Más aun, no hay que olvidar que el sindicato de Sedapal, Sutesal, fue uno de los principales responsables para conseguir que el presidente Kuczynski se comprometiera en la campaña electoral pasada a no privatizar ni entregar en concesión ninguna EPS.

Esta iniciativa, además, iría a contra corriente de los principios de buen gobierno corporativo establecidos por Fonafe –a cuyo ámbito pertenece Sedapal–, según los cuales “los directores no deben tener vínculo laboral, relación comercial, patrimonial o similar… con las empresas de propiedad del Estado”.

Asimismo, el nuevo representante de Sedapal se ha manifestado reacio a revisar siquiera el derecho de preferencia que tienen los hijos de los trabajadores para acceder a los puestos de sus padres, ante la jubilación o fallecimiento de estos últimos: “Se debe ver cuando se presente, caso por caso... Además, en la sociedad actual los hijos no quieren ser igual al padre y optan por otras profesiones”. Haría bien el señor Vega en reparar en que si busca “una repotenciación de la organización para hacer más eficientes los procesos internos”, como ha declarado, debería comenzar por eliminar un privilegio incompatible con una gestión meritocrática.

Es una lástima que, en lugar de buscar el mayor beneficio para los consumidores, el nuevo presidente de Sedapal prefiera agravar el deficiente statu quo. Es decir, que quiera caminar hacia atrás.