El 22 de octubre pasado, el Partido Nacionalista presentó al ex ministro de Vivienda Milton von Hesse como su carta firme para disputar la Presidencia de la República en las elecciones del próximo año. Su estatus oficial era el de ‘precandidato’ hasta que las instancias partidarias correspondientes consagrasen su postulación, pero el aparato que rodeó ese acto público (presidido por Nadine Heredia) y el hecho de que, casualmente, unas días antes Daniel Urresti hubiese desistido de su propia precandidatura sugerían a las claras que aquello era solo una cuestión de trámite.
Von Hesse mismo, además, reveló entonces que su alejamiento del Gabinete –producido justo a tiempo para cumplir con los plazos legales requeridos para postular– había obedecido a una invitación del presidente Humala para que asumiera el reto de representar al partido de gobierno en los comicios venideros. Una propuesta –agregó– que, tras una cuidadosa reflexión, había decidido aceptar.
Hace dos días, sin embargo, apenas un mes y medio después del resonante anuncio, el ex ministro de Vivienda se ha echado para atrás, alegando razones “estrictamente personales” y la imposibilidad de tener “el cien por ciento de la atención en la campaña”. Pero un cúmulo de circunstancias ocurridas inmediatamente antes de su retiro de la contienda hace pensar que esa explicación es insuficiente. Como se sabe, en los días previos a su renuncia, circularon versiones de que estaba a punto de dar ese paso, impulsado por una combinación de falta de apoyo con abierto sabotaje a su candidatura desde las filas del propio oficialismo. Y la confirmación de lo primero, como es lógico, hace verosímil lo segundo.
Poco fue, por ejemplo, lo que hicieron para apuntalar su campaña quienes originalmente lo animaron a postular, una vez que ya estuvo lanzado. Lo llevaron a un mitin en la plaza San Martín en el que, después de llamar ‘ratas’ a los congresistas que habían abandonado la bancada gobiernista, lo hicieron agitar los brazos frente a la pequeña multitud allí congregada, y eso fue todo.
Luego las encuestas reportaron que la ciudadanía casi ni se había percatado de su ingreso a la arena electoral y la sensación de que se había tratado de un fuego artificial que se había consumido rápido y sin éxito (en sus eventuales afanes de distracción de los problemas que enfrentaba el humalismo) comenzó a imponerse. No tardaron, entonces, en aparecer síntomas de que Von Hesse no tenía segura la plaza que le habían ofrecido.
Cuando la prensa comenzó a indagar sobre la firmeza del respaldo con el que supuestamente contaba dentro de Gana Perú, las respuestas que encontró fueron elocuentes. “Por ahora sigue siendo nuestro precandidato”, dijo el vocero de la bancada gobiernista, Hugo Carrillo, con particular conciencia sobre la fugacidad del tiempo. Mientras que el congresista Fredy Otárola se puso un tanto de perfil al sentenciar: “Él es precandidato. Yo, como dirigente del Partido Nacionalista, me voy a pronunciar solo del candidato”.
No obstante, el más transparente de todos fue Daniel Urresti, quien se apresuró a colocarse otra vez en el partidor del que hacía poco había sido apartado, con la frase: “Si por las cosas que suceden, requieren de mi presencia nuevamente, estaré presente”.
Y ni el presidente Humala ni la primera dama tuvieron una palabra que reforzara la posición del ex ministro en medio de esa tormenta, lo que parecería haber sellado su suerte. En ese sentido, por lo menos, apunta lo que melancólicamente el ahora ex candidato confesó ayer a un medio. “Si el presidente me hubiera pedido […] que me quede hasta el final, lo habría hecho”, dijo.
Así, ‘las cosas que suceden’ de las que eufemísticamente hablaba Urresti terminaron expectorándolo de la carrera electoral; y con él, a sus declarados afanes de llevar adelante una campaña en la que las propuestas técnicas primasen sobre el cruce de golpes de otro orden que suele caracterizar la lucha por el poder en nuestro país.
¿Dónde quedó la necesidad de “continuar con el legado del presidente Humala de políticas públicas que se preocupan por los menos favorecidos y generan desarrollo” que la señora Heredia mencionó al saludar su postulación? ¿Qué fue de la demanda que, al convocar las próximas elecciones, el mandatario hizo a los candidatos de plantear “propuestas que nos lleven a alcanzar el ideal de país que todos anhelamos”?
Pues, al parecer, sucedieron cosas que se encargaron de que, por lo menos en lo tocante a la candidatura gobiernista, nada de eso suceda.