A la izquierda, la Comisión de Educación del Congreso sesiona de manera virtual el pasado viernes 12 de junio. A la derecha, la sede de la Sunedu. (Fotos: Congreso/GEC).
A la izquierda, la Comisión de Educación del Congreso sesiona de manera virtual el pasado viernes 12 de junio. A la derecha, la sede de la Sunedu. (Fotos: Congreso/GEC).
Editorial El Comercio

En la madrugada del último viernes, la congresista Zenaida Solís (Partido Morado) un extracto de un predictamen de la Comisión de Educación del cuyo debate estaba programado para esa misma mañana. Antes de comentar el documento en cuestión, es necesario relatar brevemente cómo se originó, pues esto puede darnos algunas pistas de los fines que perseguía.

El predictamen fue desarrollado tomando como base del Ejecutivo, que constaba de un único artículo que prescribía que la “moratoria para la creación y autorización de nuevas universidades públicas y privadas”, que venció el último abril, se extendiera por doce meses. La iniciativa, además, resaltaba que lo anterior no impedía que las casas de estudio licenciadas por la Sunedu pudiesen inaugurar filiales.

Sin embargo, cuando la Comisión de Educación elaboró el predictamen del proyecto, este mostraba modificaciones sensibles. En otras palabras, se decidió empujar arteramente algunos cambios utilizando un proyecto del Ejecutivo como mascarón de proa. Confiando, quizá, en que podría pasar inadvertido en medio de la emergencia sanitaria.

El , entre otras cosas, que la moratoria se extendería solo por cuatro meses, que las universidades que no habían logrado licenciarse podrían solicitar un nuevo licenciamiento sin haber cumplido con su proceso de cese (como establece la norma), y que se crearía un “Consejo Nacional de Asuntos Universitarios–” encargado de conocer “en segunda y última instancia administrativa, los recursos de impugnación interpuestos contra las resoluciones del Consejo Directivo de la Sunedu”. Este nuevo ente tendría seis miembros, uno de ellos designado por la Comisión de Educación del Congreso (es decir, el Legislativo con voz y voto en la reforma). Con tantas cirugías de por medio solo cabe preguntarse por qué los autores no se tomaron el decoro de presentar un proyecto propio.

El predictamen despertó las alarmas en la Sunedu, cuyo titular advirtió de que su aprobación sería “catastrófica”, y también , Martín Benavides, quien señaló que, de concretarse, estaríamos frente “al golpe más fuerte a la reforma universitaria”. Por su parte, el presidente cuestionó que el Congreso realizara estas cosas “entre gallos y medianoche”. A estas alturas, el ardid había quedado al desnudo.

En menos de 48 horas, el texto , pero ha quedado el resabio de que si el intento fue desbaratado, ello ocurrió solo porque quedó expuesto ante la ciudadanía. ¿Es este el nivel de transparencia que puede ofrecernos la representación nacional? ¿Alguien en el Parlamento está confiado en que se pueden contrabandear proyectos de ley a mitad de la noche sin que nadie lo note?

Habría que ser cándidos para creer que este será el único intento urdido en el Parlamento contra la reforma universitaria (la misma que, como hemos dicho antes, a pesar de no ser del todo perfecta, viene logrando avances significativos). nuestro colega Fernando Alayo el sábado, la idea de crear una “segunda instancia” de la Sunedu no es novedosa. En mayo, los congresistas María Gallardo y Johan Flores (Podemos Perú) sostuvieron que era necesaria una instancia adicional, e incluso el segundo de ellos le dijo a este Diario que “votaría a favor del predictamen para crear la Conau”.

Podemos Perú, recordemos, fue fundada por José Luna Gálvez, el dueño de obtener licencia. Pero hay otras bancadas en el hemiciclo con hilos visibles. Acción Popular, por ejemplo, tiene entre sus filas a Raúl Diez Canseco, presidente de USIL; el fundador de Alianza para el Progreso, César Acuña, es dueño de varias universidades; y cómo olvidar los vínculos entre Fuerza Popular y la Universidad Alas Peruanas. También debemos mencionar el proyecto del legislador Rennan Espinoza (Somos Perú) para crear una universidad nacional durante siete años aprovechando que no hay moratoria.

No estamos sugiriendo aquí que necesariamente estas bancadas o sus integrantes vayan a menoscabar la reforma, pero luego de lo visto la semana pasada nadie debería estar tranquilo.