Editorial: Réplicas sísmicas
Editorial: Réplicas sísmicas

Como comentábamos en esta página dos días atrás, en el debate presidencial del domingo pasado abundaron los ataques y escasearon las propuestas. Antes que los planes relacionados con la descentralización o la infraestructura que hace falta en las regiones, el pulseo pareció dedicado, efectivamente, al pasado personal y familiar de los candidatos y a los antecedentes de eventuales consecuencias legales de quienes integran sus respectivos entornos.

Por ásperas que hayan sido las pullas que intercambiaron Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori durante el referido evento, sin embargo, no llegan a compararse con las que han cruzado en los días siguientes ellos mismos o sus adláteres en su nombre. Réplicas que, a decir verdad, no semejan tanto las de una polémica como las que suelen suceder a los movimientos sísmicos de grandes proporciones.

Llevado probablemente por los extendidos comentarios de que, en ese rubro, fue la postulante de Fuerza Popular (FP) quien pegó más fuerte, el representante de Peruanos por el Kambio (PPK) ha tenido, efectivamente, al principio de esta semana dos intervenciones destempladas que deben haberle hecho más daño a su candidatura que a la de su contendora.

Por un lado, durante una actividad con agricultores y ganaderos de la región San Martín, dijo el lunes que la señora Fujimori había sacado la noche anterior “su ametralladora hecha por Vladimiro Montesinos” y había lanzado mentiras contra él, confundiendo la ocasión de hacer una precisión legítima (la de que había sido objeto de imputaciones falsas) con la de soltar un dato que, más allá de las funestas asociaciones a las que invitaba el lenguaje figurado en el que fue expresado, no tenía cómo probar. ¿O tiene él medios para demostrar que fue el inefable ‘Doc’ quien diseñó la estrategia de Keiko en el debate?

Un día después, no obstante, Kuczynski despachó un segundo brulote que ya nada tenía de figurado. En un mitin celebrado en el distrito de San Miguel, aludió a la aspirante presidencial de FP en relación con su padre en los siguientes términos: “Lo más probable es que hijo de ratero es ratero también. [De] tal palo, tal astilla”. Una perfecta combinación de injuria con adhesión a la tesis supersticiosa de que las culpas y la vocación criminal se transmiten hereditariamente. Una barbaridad redonda, evocadora de aquello de la “perra vida” que dijo en la primera vuelta sobre Verónika Mendoza. Y que sus colaboradores solo agravaron con absurdos intentos de justificación como el que ensayó el congresista electo por PPK Gino Costa al sostener que la frase no fue necesariamente desafortunada porque “tenemos estudios que demuestran que los chicos y las chicas más vulnerables de seguir una carrera criminal son los hijos de personas que han tenido problemas con la justicia”.

Hay que señalar, sin embargo, que los agravios de retorno desde la trinchera opuesta no se hicieron esperar. Al primer comentario de Kuczynski, el parlamentario Héctor Becerril respondió que había salido a ‘lloriquear’ después de un debate en el que sentía que no le había ido bien. Pero lo realmente ofensivo fue lo que escribió en Twitter su compañero de bancada Alejandro Aguinaga. “Pobre PPK, dentro de tantas incontinencias del anciano, adolece de incontinencia verbal desmedida e irracional. Urgente neurogeriatra!”, sentenció. Y con ello no solo faltó a la interdicción que al parecer atinadamente le habían impuesto en su partido, sino que sembró dudas sobre la empatía hacia los pacientes con que ejerce sus funciones de médico.

Como se ve, estamos asistiendo, pues, a una reyerta verbal que ni siquiera tiene la virtud del ingenio y a una lastimosa antesala al debate de este domingo. Porque es legítimo temer que en él las dosis de hostilidad aumenten y nos dispensen una última semana de campaña en la que las réplicas terminarán de revelar la falla tectónica que atraviesa el proceso en el que debemos definir el futuro del país para los próximos cinco años.