Estamos en vísperas de las horas calurosas del estío. Aparecen las moscas y los vendedores de refrescos contaminados. El Rímac aumenta su caudal y, como colofón de todo esto, aparecen en las casas limeñas, traidoramente, sin ruido, fiebres de tipo gástrico que conocemos con el nombre bárbaro de fiebres tíficas y paratíficas. El agua potable deja de serlo y se nota mucho más nuestra carencia de una buena red de desagüe. La tifoidea cunde y todavía no se ha hecho lo necesario para defendernos de ella. La aceptamos como inevitable.
H.L.M