La representación de Menudo que los congresistas fujimoristas ofrendaron a Keiko el año pasado parecía ser su cenit creativo, pero el video bailando “Happy” por el reciente onomástico de su lideresa es simplemente infujimorable (léase: todo lo estrafalario que el lector pueda imaginar multiplicado por diez).
Las escenas, impactantes, incluyen danzas grupales de políticos en profundo trance ayayerístico, pasos de baile como el toro estoqueado y el robot sin aceite, y hasta se puede ver a un congresista, quien hace poco criticó el paradigma del peluquero gay, confirmando el paradigma del fujimorista sin ritmo.
Pero como nunca falta un aguafiestas, creer que el Congreso es su teatro”. Al contraataque salió Martha Chávez, quien dijo: “Abugattás habla porque tiene boca” (arriesgándose, vista la evidencia, a que le digan que ella baila solo porque tiene pies).
Lo que sorprende es que ningún bando haya resaltado el riesgo de que, con las elecciones acercándose, los shows político-artísticos se expandan. Anticipamos una temporada de saltos ornamentales nacionalistas, Harlem Shakes acciopopulistas y, cómo no, algún teteo recargado. Quizá tienen razón quienes creen que el Congreso, más que una Comisión de Ética, necesita una de Estética. A taparnos los ojos nomás.