Como todos sabemos, el sicariato ha venido aumentando exponencialmente desde hace unos años en el Perú, lo que se debería –como ha dicho el presidente Humala– a la globalización, fenómeno reciente. Daniel Urresti, por suerte, ha desarrollado una estrategia contra este tema, que seguramente le traerá aun mayor protagonismo.
El lunes, luego de reconocer que sí se trata de un problema real (un gran logro comparándolo con sus perceptivos antecesores), Urresti ha procedido a calmarnos: ha asegurado que es necesario verlo dentro del contexto completo. “En un 90% las víctimas del sicariato son delincuentes. Entonces, ¿a quién debe preocuparle el sicariato tremendamente [...]? Pues a los delincuentes”.
Si bien es cierto que no se ha pronunciado sobre el restante 10%, parece claro que se trataría de inevitables y menores daños colaterales. Recordemos, por mencionar el más reciente caso, que en el Rincón Gaucho de Barranco ningún comensal fue herido y el único algo dañadito, el dueño del local, ya se recupera desde su casa luego de un balazo en un brazo. En resumen: mientras no merezcan bala, coman tranquilos.
Solo nos queda esperar que Urresti desarrolle aun más esta estrategia, que no llamaríamos de percepciones, sino más bien de perspectivas.