Diana Seminario

Las miradas están puestas en el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (), , luego de que este organismo permitiera la inscripción del partido liderado por Antauro Humala.

Ante esta situación, el congresista Alejandro Cavero de Avanza País presentó una denuncia constitucional contra Salas Arenas por “admitir a un actor antidemocrático en el sistema electoral”, acusándolo de ser el responsable político de esta inscripción. Según Cavero, esta infracción constitucional merece un antejuicio político que conlleve a la destitución del magistrado. Cavero alega también que la participación de Humala Tasso podría causar un “profundo e irreparable daño al tejido democrático de nuestro país”.

Las respuestas de Salas Arenas no se han hecho esperar y han sido francamente lamentables, sobre todo viniendo de un magistrado supremo. Según el presidente del JNE, no existe en el Registro de Organizaciones Políticas un partido de nombre Antauro, sino la Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros (Antauro). Este excesivo formalismo lleva al extremo del ridículo al magistrado, quien no puede pretender desconocer que las siglas del partido conforman el nombre Antauro.

Esto no es algo que sorprenda viniendo del mismo personaje que permitió la inscripción de la plancha de Perú Libre solo con una vicepresidencia, entre otras irregularidades durante las elecciones generales del 2021.

Y como si esa respuesta no fuera lo suficientemente disparatada, Salas Arenas sigue en su despropósito de defender lo indefendible alegando que “no se puede fiscalizar el comportamiento del integrante de un partido político”, y que esto ya correspondería a las instancias judiciales. Hay que decir que Antauro es mucho más que integrante de un partido, es su dirigente y toda la estructura de la organización se centra en su figura.

Si Salas Arenas y el JNE no pueden “fiscalizar el comportamiento de un candidato”, vamos a refrescarles la memoria: Antauro Humala fue sentenciado a 19 años de cárcel por el levantamiento contra un gobierno democrático conocido como el ‘andahuaylazo’, donde él y sus huestes asesinaron a cuatro policías el 1 de enero del 2005.

Además, ya en libertad, Humala Tasso exhibe permanentemente un discurso contrario a los principios democráticos y a la Constitución.

Si bien el camino de la acusación constitucional y la destitución de Salas Arenas sería una sanción ejemplar a un personaje que con sus actitudes ha rebajado el actuar de una institución fundamental como es el Jurado Nacional de Elecciones, no solucionaría el problema de fondo que es la inscripción del partido Antauro.

La llave para ponerle candado a la candidatura de Antauro Humala la tiene la Comisión de Constitución del Congreso que tiene en agenda un proyecto de ley que impide que sentenciados por terrorismo, rebelión, sedición y asesinato participen en elecciones.

Quienes pretenden destruir la democracia no pueden usar sus instrumentos para petardearla por dentro. No se puede pecar de ingenuo y mucho menos de bobo. Estamos a tiempo.

Diana Seminario es periodista