El título de este artículo señala que se puede ser un buen empresario y ser bueno con la sociedad. La entrega del premio IPAE 2022 a Carlos Neuhaus Tudela lo evidencia. Veamos.
Aunque no es exclusivo del Perú, aquí es más común hablar de quienes actúan mal, que de quienes hacen mejorar las cosas. Y si se menciona positivamente a los que hacen acciones remarcables, generalmente se trata de deportistas, artistas o personajes de beneficencia. Raramente se reconoce el esfuerzo de los muchos empresarios peruanos que, además de arriesgar sus recursos para generar trabajo y proveer productos y servicios, ayudan de diversas formas a sus barrios y a sus comunidades.
Por eso, es importante valorar el premio que anualmente otorga IPAE, el Instituto Peruano de Acción Empresarial, a algún empresario que habría aportado de manera remarcable a la sociedad. Entre varios otros, en años anteriores este premio ha sido dado a personajes como Gastón Acurio, que generó la corriente que hizo del sector gastronómico un símbolo de peruanidad, y a Eduardo Hochschild, gran impulsor de la educación en ingeniería y tecnología, con su mecenazgo en Tecsup y en la universidad UTEC. Este año, al otorgárselo a Carlos Neuhaus, reconocen la labor de un empresario que ha servido al país desde múltiples instancias.
Tuve la suerte de conocer a Carlos hace más de 20 años cuándo diseñamos el Megaplaza de Lima Norte, donde él y la familia Wiese aportaron modernidad a los nuevos limeños. Lo he visto enseñando en la U. de Lima, promoviendo el centro de tabla hawaiana de Punta Rocas, trabajando con Hombro a Hombro y colaborando por el deporte con jóvenes desfavorecidos. Además, vi el orgullo del Perú por su impecable organización de los Juegos Panamericanos de Lima. Carlos es, sin duda, un ejemplo de que se pueden hacer bien las cosas buenas.
Pero, más allá de alegrarnos por los nombrados, debemos ver aquí la evidencia de que, a pesar de ser un país de millones de empresarios, valoramos muy poco su aporte. Y ojalá eso nos lleve a promover muchos más reconocimientos a los buenos peruanos, y entre ellos a los buenos industriales, comerciantes, exportadores, bodegueros, mineros y talleristas grandes, medianos y pequeños, de los muchos sectores de actividad del Perú. Así, todos ganaríamos, no solo porque la gratitud ennoblece a quien la expresa, sino también porque al reconocer a los mejores, se estimula el buen actuar de muchos más. Y porque, más allá de si nos toca tener o no gobernantes capaces, los ciudadanos productivos estarán siempre aportando bienestar a la sociedad. Que tengan una gran semana.