La insistencia en las tendencias internacionales con frecuencia nos hace pensar que lo mismo sucede en el Perú y, en lugar de planificar para aprovechar las oportunidades reales, nos lleva a generar estrategias que limitan nuestro crecimiento en el país. Debemos cambiar eso. Veamos ejemplos de nuestros estudios.
¿No es cierto que todos hoy quieren trabajar menos para disfrutar de la vida? Pues no en el Perú, donde solo lo piensa el 17% y, por el contrario, el 62% de los jóvenes desea más trabajo para tener más ingresos (por cierto, el mayor avance emprendedor viene del lado femenino). Además, solo el 8% de compatriotas quiere cambiar de empleo, un dato importante para las estrategias de retención de personal.
Y si nuestras mayorías aún no son las muy maduras de los países europeos, preocupadas por su jubilación, tampoco lo son las masas de adolescentes de los ‘realities’, que hacían crecer a universidades e institutos. Hoy, la cohorte más grande tiene entre 25 y 40 años, con muchos aún solteros, pero ya empezando a buscar casa para su familia. Fundamental para inmobiliarias y centros de estudios.
Como el tiempo avanza en todas partes, la “Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe” no se conquista hoy con los colorines y música “chicha” del 2004. Hoy, exceptuando a los muy mayores, casi el 100% de habitantes nació y creció en la capital. Son culturalmente distintos, pero no viven en los “conos”, sino en las “Limas”, y esperan el mismo trato que Lima central para darle su favor a una marca.
Felizmente, lo que se produce para Lima puede llevarse al resto del país, diríamos, y nos equivocaríamos. Como dato, mientras los limeños y norteños le ponen una nota de 16 a su felicidad personal y familiar, en el sur, Cusco, Juliaca y Arequipa, por ejemplo, la autocalificación está en 14. Mejorar nuestra comprensión de por qué ocurre esto nos ayudaría a actuar para el bien de todos.
¿Y no es “evidente” que la mayor preocupación es la situación económica? No, la falta de trabajo y el poco crecimiento, limitantes del crédito para electrodomésticos o autos, están por debajo de la delincuencia y la corrupción. Y no crea que ya pasó el temor por el COVID-19 y todos regresarán a su vida de antes, pues solo el 14% de los clientes y trabajadores piensa así. Quien no lo sepa y no se adapte a la normalidad distinta de la pospandemia perderá vigencia. Entonces, ¿se impondrá el trabajo remoto? Bastante menos del 10% de trabajadores tiene esa posibilidad.
En fin, a unas semanas del cambio de año es bueno refrescar las ideas importadas, preconcebidas o antiguas. Porque el mundo se transforma, los peruanos no somos gringos y las provincias no son Lima. Y porque las oportunidades no esperan. Que tengan una gran semana.