“Para que nuestra indignación sea más productiva, deberíamos además actuar para ayudar a votar mejor”.
“Para que nuestra indignación sea más productiva, deberíamos además actuar para ayudar a votar mejor”.
Rolando Arellano C.

La actitud casi general de los ciudadanos peruanos ante las próximas de autoridades es de gran desencanto y casi de resignación ante los que podrán resultar elegidos. Por ello es momento quizás de resucitar a esos movimientos de indignados, que salen a protestar contra las malas autoridades que dañan al país, pero esta vez para que muestren su indignación contra los millones de ciudadanos que le haremos daño cuando vayamos a votar de manera descuidada. Veamos.

¿Por qué deberían indignarse con los ciudadanos en lugar de hacerlo con las malas autoridades? Porque la causa de que dirijan nuestras instituciones somos los votantes que los elegimos mal. Porque si su familia y usted, señor lector, no tiene las pistas y colegios que merece, es porque la mayoría de ciudadanos no ha hecho bien su tarea al elegirlos. Los Toledos de nuestra historia no son la enfermedad, sino el síntoma de la nuestra, que es la de no elegir bien.

Sin duda protestar contra los corruptos que nos gobiernan ayuda, porque los pone en evidencia y eventualmente también en aprietos. Pero la verdadera forma de eliminarlos es no dejándolos llegar a puestos de autoridad, para no tener luego que pensar en cómo los sacamos de allí. Es más fácil detener a un huevo que a una gallina.

¿Pero acaso es nuestra falta el que tantas personas candidateen, muchas sin tener lo necesario para el cargo? Sin duda es falta nuestra, pues si hay tantos candidatos sin experiencia, sin equipo o incluso probadamente deshonestos, es porque cuentan con que nosotros no vamos a darnos el trabajo de filtrarlos. Porque saben que ponemos más atención a comprar una refrigeradora que a votar, como muestra mi libro “Vamos a comprar un político”. Ya después, piensan, verán cómo justifican ese certificado de estudios fraguado o esos problemas familiares que no se conocían.

Por eso, para que nuestra indignación sea más productiva, deberíamos además actuar para ayudar a votar mejor. Sería por ejemplo de inmensa ayuda si cada persona consciente, usted señor o señora lectores, busque y difunda entre sus conocidos una lista de los candidatos de su jurisdicción, señalando de manera concisa e imparcial sus ofertas, su capacidad, su partido y su historia personal y pública. Para que voten con fundamento.

En fin, sería muy bueno que esos movimientos salgan a las calles para hacer evidente ante todos que nuestros problemas políticos son resultado de nuestra mala forma de elegir y motivar a los ciudadanos a votar mejor para evitarlos. Todavía estamos a tiempo de cambiar esa resignación que nos agobia por una actitud de indignación positiva que evite indignarnos más en el futuro. No lo piense dos veces y empiece.