Macarena Costa Checa

Este le debe a los peruanos urgentes respuestas sobre qué está (o no) haciendo con nuestro dinero. Me refiero puntualmente a la pobre ejecución del público.

El gasto presupuestal es un reflejo directo de la capacidad y eficiencia sectorial y, por lo tanto, es una de las medidas más objetivas para juzgar a un gobierno.

A casi un mes de acabar el año, el Minedu y el Mincetur son las entidades con el menor nivel de ejecución presupuestal, con el 63,5% y el 58,7%, respectivamente, al 16 de noviembre último. Estos bajos niveles de ejecución del gasto público nos dicen algunas cosas.

Primero. La incapacidad pesa más que la inestabilidad. Si bien la alta rotación de funcionarios complica la continuidad en la gestión pública, resulta interesante que los sectores menos capaces de ejecutar sus presupuestos tengan a la cabeza a ministros ya bien asentados en el cargo: Rosendo Serna es ministro de Educación desde diciembre del 2021 y Roberto Sánchez lo es de Comercio Exterior y Turismo desde julio del 2021. A pesar de ambos haber tenido –hasta hoy, por lo menos– estabilidad en sus respectivos cargos, sus carteras exhiben la mayor incompetencia para el gasto.

Segundo. ¿Quiénes son los responsables? El Ejecutivo es el poder del Estado sobre el que recae la capacidad de gasto. Los hospitales, colegios y carreteras que se construyen o se dejan de construir son parte central de la responsabilidad del Ejecutivo.

No permitamos que la riña política entre el Congreso y el Gobierno nos ciegue. La confrontación tiene rentabilidad política para Castillo, lo que se refleja en sus niveles de aprobación, pero recordemos que es a él al que le corresponde ejecutar en favor de los más necesitados el presupuesto nacional.

Tercero. Tan importante como la ejecución presupuestal es la calidad del gasto. El presupuesto público es el dinero de todos los peruanos que pagamos impuestos y tenemos pleno derecho de fiscalizar ese gasto. Esta labor de control corresponde primeramente al Congreso, al agrupar a los representantes de todos los peruanos en la más alta instancia política y sobre quienes recae esta altísima responsabilidad.

¿Se están derivando los recursos para mejorar la calidad de los servicios públicos para los peruanos que más lo necesitan? ¿O se están derivando a proyectos escogidos a discreción, priorizando amiguismos y devolviendo favores?

En junio, Aníbal Torres advirtió que aquellas autoridades que no ejecutaran el 70% del presupuesto hasta agosto tendrían que poner su cargo a disposición. Es noviembre y sectores importantes no se acercan a esa cifra. De más está decir que ningún ministro ha puesto su cargo a disposición. El presidente y sus ministros nos deben demasiadas respuestas.

Macarena Costa Checa es politóloga