Mas allá del gran desacierto de escoger a un país con poco atractivo turístico y un clima terrible, al organizar el Mundial en Qatar la FIFA refuerza su posición de institución machista, que sigue ignorando el crecimiento de la fuerza de la mujer en el mundo. Veamos.
Deslumbrados por los cambios tecnológicos, muchos pasamos por alto que hoy se está dando el más importante cambio social en la historia de la humanidad, el empoderamiento de la mujer. Pasa en el mundo y lo vemos de manera muy clara en el Perú, donde nuestros estudios de Estilos de Vida muestran que las mujeres Conservadoras, las tradicionales encargadas del cuidado del hogar y de los hijos, son hoy solo el 10% de la población, mientras que las Modernas, que trabajan fuera y son más independientes en términos de ingresos, casi se duplican en lo que va del siglo.
Y eso que se ve en los mercados, donde, por ejemplo, la compra de autos nuevos tiene como protagonista central a las mujeres, se verá con más fuerza en el futuro cercano, ya que ellas son hoy mayoría en las universidades, sacan mejores notas y se gradúan más rápido. Y no solo serán las gerentas de las empresas del futuro, sino también las dueñas, porque las estadísticas muestran que más del 50% de las nuevas empresas creadas en el Perú, tienen como titular a Marías y Lauras y no a Pedros o Antonios.
¿Qué tiene eso que ver con el fútbol? Bastante, porque cada vez más el fútbol interesa a las mujeres y el Mundial no las considera. Eso se ve fuertemente en los países del norte, donde el fútbol americano, el hockey y hasta el básquet son deportes adaptados a la estructura y agresividad masculina, mientras que el “soccer” –nuestro fútbol– calza mejor con el enfoque grupal y estratégico femenino. Y quien se pasee por las provincias y zonas rurales peruanas, probablemente se sorprenderá de la gran cantidad de equipos femeninos participando en campeonatos de fútbol local.
¡Pero en Qatar ha habido mujeres árbitros y jueces de línea! Cierto, pero fue algo tan excepcional que hasta mereció la primera página de El Comercio. Y muy probablemente lograr que señoras en pantalones cortos y cara descubierta aparezcan en el centro del estadio ha sido uno de los poquísimos casos donde la FIFA no se inclinó ante el poder de los petrodólares.
Esperemos que en el próximo Mundial los organizadores entiendan que el futuro no solo espera regresar a la época anterior de un evento más abierto a espectadores de ambos sexos, sino un avance con más dirigentes, jueces, y tal vez hasta lo hoy impensable, equipos mixtos. Porque al ignorar en el Mundial a la mitad del mundo, se está ignorando que, en el fútbol, como en muchos otros sectores, el futuro tiene nombre de mujer. Que tengan una buena semana.