Bueno, pasada un poco la ridícula paranoia original del tipo “de dónde salieron estos pelucones con túnica”, tratemos de reflexionar sobre los resultados electorales del domingo:
1. Hasta una semana antes del domingo, más del 50% no sabía a quién elegir. No eran electores que estuvieran pensando viciar su voto, eran ciudadanos que querían encontrar una oferta que satisficiera sus demandas. Era predecible, entonces, que se decantaran por opciones distintas, lo raro hubiera sido que premiaran a los que sacaron a grito pelado del Congreso.
2. Las sorpresas fueron el Frepap, UPP y Podemos. Empecemos por los chicos malos del barrio: UPP y Podemos son votos que le han apostado a liderazgos fuertes. El sur le dio su confianza a Antauro Humala y Lima a Daniel Urresti. Ambas opciones comparten la búsqueda de orden y una vieja vocación peruana por el autoritarismo. Lo de Urresti es muy limeño y reproduce el éxito del candidato a la Alcaldía de Lima. Lo del sur es una búsqueda de soluciones cada vez más radicales a problemas que siempre aterrizan en improductivas mesas de diálogo. Otro rasgo que comparten ambas propuestas: Antauro Humala está preso por los homicidios del ‘andahuaylazo’, a Daniel Urresti le espera un juicio por el presunto asesinato del periodista Hugo Bustíos.
3. A diferencia de comicios pasados, esta vez no se eligió un mal menor. No había un fujimorismo que derrotar, no había un corrupto al que frenarle el paso. La muerte del Apra y la debacle de Fuerza Popular se las labraron ellos solitos desde sus curules. Pero de entre las posibilidades, ¿por qué el Frepap? Los resultados por zonas geográficas desbaratan algunos mitos: su voto no viene de un Perú rural, olvidado desclasado, su voto es muy limeño, y parece, por el momento, más asociado a la búsqueda de una propuesta que ofrezca orden y honestidad (ojo, la túnica tiene un efecto de santidad absolutamente convincente). El trabajo político en barrios y mercados, el boca a boca, el no haber tenido espacio en los medios para meter la pata a veces juega a favor de candidaturas que pasan bajo el radar. El simulacro de voto de Apoyo realizado un día antes de las elecciones ya colocaba a Frepap pasando la valla. Habían duplicado sus votos en menos de una semana. La tendencia estaba clara, los raros subían como la espuma a último minuto.
4. Queda claro que la agenda conservadora no fue derrotada. Que esa combinación de moralina pseudorreligiosa con mano militar que está prosperando en otras partes del mundo acá se ha repartido en opciones electorales distintas: la túnica del Frepap y las pistolas de Antauro y Urresti. A esa oferta (que empieza como un tumbito y podría convertirse en olón) se le contrapone una liberal, más republicana, más democrática, que los morados casi chamuscan y los de AP podrían enterrar agarrándose a lampazos entre ellos.
Tenemos año y medio para ver cómo evolucionan las expectativas del electorado. Aburrido no va a estar.