Hablemos claro: el presidente Martín Vizcarra sabía perfectamente que la “expropiación” de las clínicas era una vía intransitable para su Gobierno. Lo que destrabó esta dura negociación fue la posibilidad creciente de aplicar el artículo 82 de la Ley General de Salud que le permite al Estado asumir, vía administración directa, el control de dichas entidades en medio de la emergencia. Lo más probable es que el Gobierno no hubiera logrado un manejo eficiente de las clínicas, pero el daño económico para estas habría sido catastrófico y eso las decidió a cerrar el acuerdo. Así, Vizcarra ganó esta partida.
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