Me parece lamentable que el trastorno del espectro autista (TEA) siga siendo un tema bastante descuidado por nuestra sociedad. Según informó la Defensoría del Pueblo, hay un 97% de personas autistas sin ser diagnosticadas en el Perú, lo que resulta preocupante debido a las dificultades que presenta la vida de una persona autista.
A esto se suman los pocos estudios sobre autismo en mujeres. Ellas componen solo el 19% de pacientes que reciben tratamiento en el Perú, y esto tiene un origen machista, pues los diagnósticos están basados en prototipos masculinos, limitando el diagnóstico del TEA a temprana edad en las mujeres.
Se debe estar informado para poder detectar las señales que dejan los niños autistas para asistirlos y ayudarlos a tener autoconocimiento y aceptación.
Aunque no es solo un problema de ignorancia y desinformación, sino de empatía y tolerancia. Sigue habiendo conductas incapacitantes fortalecidas por los estereotipos que caen tanto en la discriminación como en la infantilización de personas adultas con TEA o la creencia de que una persona con este sea un “genio”, y ambas son perjudiciales.
Es necesario mejorar el acceso a los servicios de salud para que las personas con esta condición participen en la sociedad plenamente e incentivar las investigaciones y tratamientos que podrían brindar los especialistas.
Los medios de comunicación tienen un papel importante al momento de derribar estigmas; por eso, es importante dar espacio y voz a las personas consideradas minorías y resolver las problemáticas necesarias para que vivan dignamente.
Estamos en una era en la que la información fluye en diferentes direcciones: mantenernos enterados y corregir conductas erróneas es un deber no negociable.