Gracias a su ardua labor en el campo de la conservación de especies en peligro de extinción, en especial del mono choro de cola amarilla, la bióloga peruana Fanny Cornejo recibió el pasado 18 de abril, el Emerging Conservationist Award (Premio Conservacionista Emergente). Esta distinción forma parte del Indianápolis Prize 2023, el reconocimiento anual más importante del mundo para la protección de vida silvestre. El Comercio conversó con ella acerca de este galardón y lo que realmente significa para la misión que ha emprendido desde hace varios años.
—¿Cómo así surge la idea de postular a este premio y por qué?
Se trata de un premio que se otorga desde el año 2006 y que nació para distinguir a personas que han dedicado toda su vida a la conservación de la naturaleza, personajes muy emblemáticos, héroes de la conservación en el mundo. El año pasado, se lanzó una convocatoria para una nueva categoría, que es la del Conservacionista Emergente. La idea era poder darles una plataforma a personas menores de 40 años que hayan generado un impacto significativo en la conservación de especies en peligro de extinción y tengan el potencial de contribuir a combatir la actual crisis de biodiversidad y la emergencia climática. Al mismo tiempo, que necesiten ese empujón para poder afianzarse y convertirse en los siguientes héroes del planeta. Así nace esta nueva categoría. Dos de mis mentores, quienes ya han ganado el premio anteriormente, me animaron a postular. Se escribieron las cartas de recomendación y en febrero del año pasado las enviamos.
Mi nominación se enfocó en mi trabajo realizado con especies de monos, principalmente el mono choro de cola amarilla. Este animal, a lo largo del tiempo, ha perdido el 80% de su hábitat natural, por lo que se encuentra seriamente amenazado y en riesgo de extinguirse.
—Luego de eso, ¿cómo te enteraste de que habías ganado y cuál fue tu reacción?
En agosto del año pasado nos dieron la noticia de que estaba entre los 10 finalistas a nivel mundial. A partir de ese momento tuve varias entrevistas con el jurado calificador, para mí fue súper emocionante, me hicieron preguntas sobre la filosofía de trabajo que tiene mi equipo, la visión que tengo para el futuro de la conservación en el mundo, y en particular en Perú, y cómo traducir todo ese conocimiento en resultados. Y bueno, el último martes finamente fui elegida como ganadora.
—Retrocediendo un poco ¿cuándo y cómo inicia tu fascinación por el cuidado de la vida silvestre?
Yo soy orgullosamente sanmarquina. Estudié Biología en la Universidad San Marcos. Fue justamente en mi etapa universitaria que me di un golpe con la realidad nacional, descubrí que el Perú es un país en megadiverso, que está entre el top 10 del mundo en biodiversidad biológica, que tenemos récords en mamíferos, aves, plantas. Me pareció increíble y desde ese momento quise aprender más del tema. Sin embargo, también me topé con la dura realidad de las amenazas, la pérdida de bosques, la deforestación, el crecimiento mal planificado. Es así que me surge el deseo de poder hacer algo, de contribuir con el cuidado de nuestra biodiversidad.
—¿Y cómo así te interesaste de forma particular por las especies de mono?
Mi mamá me inspiró a hacer muchas cosas. Ella me incentivó para que, desde el primer año de universidad, a mis 16 años, ingresara de voluntaria en el Parque de las Leyendas y los Pantanos de Villa. Ahí fue el cambio de mi vida. Estaba en el área de crianza del Parque de las Leyendas cuando llegó una mona aulladora roja que había sido rescatada del tráfico de fauna silvestre, una de las enormes amenazas para nuestra biodiversidad. Esta especie propia de la Amazonía también se encuentra en peligro de extinción. Tenía solo un par de semanas de vida. Le pusieron de nombre ‘Fica’ y nos cambió la vida a muchísimas personas.
Ahí pude ver en vivo y en directo lo que pasa cuando hay esta mala relación con la naturaleza. La monita tenía pocas probabilidades de sobrevivir y nuestra labor era lograr que fuera posible, por lo que le dimos toda nuestra atención. Había que ponerle un pañal, darle su medicina, su biberón, incluso la traje a mi casa porque no podía quedarse solita en el parque. Quise saber más de Fica, pero no había información disponible sobre los monos aulladores, era muy limitada, pese a que a la par descubrí que Perú estaba entre los países del mundo con mayor diversidad de monos. Es así que, de manera casi orgánica, pude conocer más sobre los monos. Ahora, conservarlos se convierte en mi misión en la vida.
—Tras descubrir esta pasión, ¿qué pasos seguiste?
A la mitad de mi carrera me fui a Iquitos, un poco a la aventura, a buscar a un profesor experto en primatología aquí en el Perú y que en ese momento era la única persona que trabajaba con monos. Me fui con la misión de buscarlo y que me acepte como estudiante. Felizmente así fue, me quedé a vivir en Iquitos, esto mientras yo aún era estudiante, una locura, y empecé ya a participar en proyectos de campo, proyectos de sostenibilidad, de biodiversidad de primates, de conservación de primates, y ahí vi que la realidad era aún más dura de lo que yo pensaba. Me di cuenta de que hasta los pocos especialistas que había luchaban contra la falta de información. La población de la zona no sabía sobre la enorme diversidad de monos.
La falta de conocimiento me generó mucha indignación, pero por otro lado también fue como un generador de energía que encendió una llama en mí. Sentí que había encontrado el propósito de mi vida profesional y posteriormente el de mi vida en general, que es el de trabajar con los primates. A partir de allí fueron surgiendo diferentes oportunidades y experiencias.
—¿Cuáles han sido los principales retos que has enfrentado?
Han sido varios momentos. Por un lado, había como con una necesidad de generar comunidad, de que la información se pueda centralizar de alguna manera y yo creo que con el ímpetu de mi juventud se logró hacer varias cosas, como crear una plataforma que permitiera que todas las personas que están trabajando, así sea tangencialmente con primates o que tenían interés en ellos puedan reunirse para poder empezar a generar redes de colaboración. De esa manera, comenzamos a organizar en el 2011 eventos y simposios de primatología. Iniciamos con 100 personas, luego creció a 300. También se fundó la Asociación Peruana de Primatología, a fin de provocar que la gente que trabaja con monos se junte para empezar a trabajar por la identificación de las amenazas, saber perfectamente cuáles son, y en base a ello crear estrategias.
—Y actualmente, ¿qué acciones o iniciativas están buscando concretar?
En base a todo este trabajo realizado y el liderazgo que tuvo el Estado es que en el 2019 se aprueba el Plan Nacional de los Primates Amenazados del Perú, documento de planificación estratégica que lideró Serfor, hito del cual fui parte. Este plan nos sirve como una herramienta para que se puedan emprender reales acciones. Yunkawasi, organización que fundé y que se dedica a la conservación de fauna silvestre amenazada, viene trabajando en cómo se puede aterrizar este plan para trabajar de una forma mucho más específica con las 15 especies de primate amenazadas a nivel nacional. Es decir, a nivel de las regiones.
Con el Gobierno Regional de Amazonas, en el 2019, creamos el plan de acción regional del mono choro de cola amarilla y el mono nocturno andino, dos especies endémicas del Perú, críticamente amenazadas, que están en mayor medida en la región Amazonas. Ahora mismo estamos trabajando con el Gobierno Regional de Tumbes, se tiene ya en borrador el plan regional de conservación de los primates amenazados de Tumbes. Tenemos aquí al mono machín, que es uno de los 25 primates más amenazados del mundo. Esta especie ha perdido el 93% de su hábitat. Ahora solo falta que el Consejo Regional apruebe la ordenanza y, de darse, Tumbes sería la segunda región con un plan. Nuestra labor es apalancar fondos, voluntades, para poder implementarlo.
—¿Cuál es el trabajo que vienen realizando con las comunidades que habitan los boques?
El tema de que la conservación de la naturaleza no es algo tan romántico y simple. La historia es un millón de veces más compleja porque involucra políticas públicas, transformar economías locales. En la selva, en los bosques, vive gente que por milenios ha estado ahí. Por eso, si hablamos de conservación de la naturaleza, tenemos que hablar también de una conservación que sea justa, que sea inclusiva, que sea participativa y que principalmente traiga bienestar humano. Y este bienestar humano no se puede lograr si no hay desarrollo económico, lo que significa que las personas que viven en los bosques necesitan transformar sus economías para que ya no sean promotoras de destrucción de bosques y que más bien sean promotoras de conservación. Afortunadamente, eso no es ciencia nuclear, eso es algo que se puede hacer, se está haciendo, pero que necesitamos que se impulse.
Por ejemplo, mi organización actualmente trabaja con productores de café de cacao, con ganaderos, artesanos, justamente para cambiar la economía, trabajar con diferentes modelos para poder tener productos, un café que te garantice que se origina de la conservación de la naturaleza. Entonces, la idea es que cuando tú veas este producto sepas que te garantiza que aparte de ser orgánico también protege a la naturaleza, las áreas protegidas por el Estado, al mono choro de cola amarilla. Pero ahora viene el enorme reto, hacer que la gente valore estos atributos y compre el producto. Necesitamos ese cambio.
—¿Qué le dirías a aquellas personas que quisieran ayudar a la conservación, pero no saben cómo?
No tienes que irte a vivir a la selva y seguir una trayectoria que cambie tu vida, como me pasó a mí y a muchos. No todos estamos listos para eso o no todos queremos eso, pero cada uno puede hacer muchísimo desde el lugar que esté. El poder que tenemos los consumidores es enorme, podemos cambiar economías, crear demanda, hacer diferentes mercados y en este momento necesitamos que cambiemos nuestra manera de consumir, eligiendo productos que vienen de la conservación de la naturaleza. Hay un montón, pero lo que falta es que se posicionen, que se vendan, que la gente pague por ellos. En realidad, no son tan caros en comparación con otros productos e incluso a veces pueden estar más barato.
—¿Qué actividades se vienen como parte de la labor de conservación que realiza tu equipo?
Este fin de semana, por el Día de la Tierra, lanzamos una campaña que se llama “Achórate por el mono choro de cola amarilla”. Lo que estamos haciendo es hacer un llamado a la acción. Un animal que todos los peruanos deben conocer ya que vive solo en nuestro país. Es único, solo está aquí, no está en ningún otro país del mundo. Otro animal como el gallito de las rocas también se encuentra en Bolivia, Ecuador, Venezuela. El jaguar, otra especie muy amenazada, existe desde México hasta Argentina. Si tenemos que hablar de una especie símbolo del país, esa es el mono choro de cola amarilla. Si no conocemos este icono de nuestra biodiversidad, qué nos espera con el resto de animales.
Entonces, el propósito de esta campaña es que la gente conozca la especie, su hábitat, que cambie su forma de consumo, que valore los productos que vienen de los aliados de la conservación y que contribuyan, que donen su tiempo o dinero. Se ha activado una plataforma para eso, se trata de la página web www.perupornaturaleza.com.
Este premio tiene un trasfondo bien grande, va mucho más allá. Tiene que ver el tema de transformar economías, promover educación ambiental a nivel formal, trabajar políticas públicas, gestión de áreas, liderazgo, fortalecimiento de capacidades locales. Son conceptos un poco difíciles de digerir, pero que queremos aprovechar la distinción y la existencia de este mono tan emblemático, tan peruano como el ceviche y el pisco, para ayudar que el mensaje vaya calando.
—¿Qué actividades vienes realizando actualmente como parte de la labor de conservación?
Bueno, en realidad, yo para viajando todo el tiempo a los proyectos. Yunkawasi en es una institución que trabaja en Tumbes, Piura, Amazonas, Junín, Ucayali, Loreto, tenemos proyectos de diferente envergadura, los más grandes son para Amazonas y Junín por el mono choro de cola amarilla, pero trabajamos con otras especies. Parte de mi labor ahora es el tema de hacer incidencia, trabajar con los tomadores de decisiones, gobernadores, alcaldes, diferentes autoridades. Afianzar las iniciativas. Trabajar en el tema de capacitaciones con los líderes locales. Tenemos un equipo de investigadores. Es un equipo muy diverso. Contamos con economistas, abogados, ingenieros forestales, agrónomos, antropólogos, comunicadores, biólogos, tenemos de todo, por eso tenemos también una visión tan integral y mi trabajo es justamente articular esto con agentes locales y poder provocar acciones. ¿Qué es lo que se viene? Pues continuar con lo que estamos haciendo y buscar que la campaña sea un éxito total.
—¿Tienes algún sueño a corto o mediano plazo?
Mi sueño es que, de aquí a un par de meses, para el 31 de julio que acaba la campaña, todo el mundo haya conocido más acerca del mono choro de cola amarilla, que la gente salga de sus burbujas tradicionales y entienda que existe esta especie, provocar un cambio de comportamiento, hacer que los consumidores contribuyan a conservar nuestra biodiversidad, pues son los que realmente van a lograr de que nuestra labor sea un éxito.
Obviamente, mi propósito también es aprovechar la plataforma que el premio me da a mí y a Yunkawasi para apalancar financiamientos. Desde que comenzamos con estas iniciativas recibimos llamadas de comunidades, de asociaciones que también quieren contribuir, recibir asistencia técnica para poder cambiar cultivos, investigar a los monos que tienen en su comunidad, pero el tema es que no tenemos recursos suficientes, hacemos magia, vivimos en austeridad permanente para tratar de que esto crezca, pero no alcanza.
- Como ganadora, Cornejo recibirá un premio de 50,000 dólares para continuar las iniciativas de conservación y desarrollo sostenible de Yunkawasi, en favor de la protección de especies de primates amenazados del Perú y de las comunidades aliadas que los conservan.
- La premiación del Indianapolis Prize 2023, será el 30 de setiembre en Indiana, Estados Unidos.
- El mono choro de cola amarilla es un primate endémico de los Andes Tropicales del Perú. Habita a una altitud de entre los 1.000 y 2.800 metros sobre el nivel del mar.
- Se encuentra en la línea de árboles, los bosques de nubes o bosques montaña. Por eso se le conoce también como el mono de las nubes.
- Es el mono más grande que tenemos en el país y pesa hasta 10 kilos.
- Sus más numerosas poblaciones se ubican en las regiones de San Martín y Amazonas. Hay grupos pequeños en Huánuco, Junín, Loreto y La Libertad.