La captura de 20 presuntos integrantes de la organización criminal Los Malditos de Chicago ayer, en Trujillo, ha permitido desnudar, una vez más, el deficiente control que existe en la mayoría de centros penitenciarios del país para reducir el índice de delitos como la extorsión o el sicariato.
En Trujillo, el Ministerio Público y la Policía Nacional del Perú (PNP) detuvieron a 20 supuestos miembros de dicho grupo criminal. Paralelamente, en su celda del penal La Capilla de Juliaca, Puno, fue intervenido el cabecilla de la organización, Juan Carlos Chacón Cruz, ‘Serrano Jhony’.
‘Serrano Jhony’ reestructuró y dirigió a Los Malditos de Chicago desde esa cárcel. Durante la intervención, en su celda se halló información de la banda y chips de celulares. “Desde allá, [Juan Carlos Chacón] direccionaba a ‘Sapo’ [Javier Peláez] y ‘Chiquillo Junior’ [Wilfredo Pérez], lugartenientes de la organización”, reveló el fiscal William Rabanal Palacios.
Rabanal, de la Fiscalía Especializada en Criminalidad Organizada (Fecor) de Trujillo, aseguró también que ‘Sapo’ y ‘Chiquillo Junior’ se comunicaban por celular con ‘Serrano Jhony’. “Tenemos conocimiento de que este tipo pagó una buena cantidad de dinero para que lo bajen de Challapalca [Puno] a La Capilla, porque en este último penal no hay bloqueadores de señal”, añadió el magistrado.
La fiscal Lea Huallán Huaccha recordó que, en noviembre, el agente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) Walter Bailón Monje, quien laboraba en Challapalca, fue detenido por ser el nexo entre el cabecilla de Los Malditos de El Triunfo de Trujillo, Segundo Correa Gamarra ‘Paco’, y el resto de la organización delictiva.
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