Pescadores que se perdieron 21 días fueron timados por piratas
Pescadores que se perdieron 21 días fueron timados por piratas
Redacción EC

WILFREDO SANDOVAL

Dos días después de haber naufrago frente a las costas de , los seis pescadores de la embarcación Bendición de Dios III fueron timados por los tripulantes de una nave pesquera pirata. Los irresponsables e inhumanos sujetos se llevaron con engaños el petróleo de los náufragos y desaparecieron.

El patrón de la lancha Bendición de Dios III, José Niño Pingo, informó que cuando se encontraban varados frente a las costas de Chimbote se acercó a ellos una embarcación con algunos pescadores que dijeron provenir de Paita. “Nos dijeron que si les dábamos todo el petróleo de nuestra lancha volverían con ayuda. Nosotros confiamos en ellos y les dimos nuestro combustible”, narró el pescador, quien , 22 días después de que se perdió en alta mar con sus compañeros.

Esto causó mucha expectativa entre los pescadores, pero sus supuestos rescatistas nunca volvieron. “Nos engañaron”, agregó Niño Pingo.

Ante esto, la ha iniciado la búsqueda de estos inescrupulosos sujetos para que sean castigados.

Además, el propietario de la lancha Bendición de Dios III, Emilio Teque, presentó una denuncia contra los tripulantes de esa lancha. “Prometieron remolcarnos, pero los dejaron abandonados”, precisó.

VEINTIÚN DÍAS A LA DERIVA
Un mar de lágrimas e interminables agradecimientos a Dios fue lo que sucedió en el instante en que un barco atunero de bandera ecuatoriana se encontró casualmente con los seis náufragos que en la embarcación artesanal Bendición de Dios III, en un alejado escenario marino distante a más de 230 millas de la costa piurana.

El encuentro milagroso ocurrió cerca de las 6:30 de la mañana del domingo 23 de febrero. El grupo de pescadores chiclayanos había perdido las esperanzas de ser ubicado y estaba a punto de desfallecer, porque en la bodega no había víveres.

El patrón la lancha, José Niño Pingo, pensaba que en un par de días más ocurriría una tragedia. Ya tenía dos pacientes en la lancha de diez toneladas de capacidad. Varios días previos, el tripulante Felipe Sandoval Baldera sintió extraños dolores en el pecho y Joel de la Cruz  Chuzón casi sufre un ataque cardiaco por tomar excesiva cantidad de agua marina para aplacar la sed.

Como en las noches anteriores, en pareja todos hacían turnos de tres horas para advertir sobre la presencia de alguna embarcación. Fue en el turno de Marco Teque Panta, natural del distrito de San José, en el que un haz de luz de un reflector que se deslizaba entre el claroscuro del amanecer les abrió la esperanza de seguir viviendo.

El encuentro con la atunera ecuatoriana Fortica fue su salvación. El capitán de la embarcación extranjera ordenó atención médica inmediata para los seis pescadores lambayecanos a los que les aplicaron sueros para superar una preocupante deshidratación que los pudo conducir a la muerte.

TOMARON ORINA
El grupo estuvo perdido durante 21 días en el mar. Los primeros 12 lograron alimentarse gracias a los escasos víveres con los que el 23 de enero del 2014 habían partido del puerto de Paita (Piura). Lo crítico empezó al día siguiente, porque no había agua potable, arroz, pan ni pescado. En la zona solo había calamar gigante (pota), gaviotas y unos cuantos delfines.

En su condición de patrón de la lancha, José Pingo les aconsejó no tomar agua salada, porque les iba a aumentar el proceso de deshidratación.

Como medida extrema, recordó que algunos náufragos habían aplacado la sed tomando orina, pero se le ocurrió la idea de juntar algunas gotas de agua dulce después de hervir la del mar que —a modo de vapor— se acumula en la tapa de la tetera.

“Después de hervir agua salada durante media hora, cada uno lograba juntar una cucharadita de agua dulce. Eso nos permitía calmar la sed durante parte del día. En el noche quemábamos nuestras sábanas para llamar la atención de algún barco y no dormíamos pensando en nuestros seres queridos”, según el testimonio de Niño Pingo.

Marco Teque Panta cree que Dios hizo un milagro. “Hemos vuelto a nacer y ahora nuevamente estamos con nuestros hijos”, dijo.

Los seis pescadores se encuentran en proceso de rehabilitación en sus viviendas ubicadas en San José, Lambayeque.

MÁS DATOS
Cuando se averió la embarcación, el grupo liderado por Niño Pingo ya había pescado unas 12 toneladas de pota y estaban a punto de regresar a Paita.

El desperfecto ocurrió el 2 de febrero. La lancha partió sin contar con permiso de zarpe. Todos los equipos de la sala de máquinas se dañaron, porque el hielo de la bodega se diluyó e inundó todos los equipos.

Según la Capitanía de Puerto de Pimentel, en Lambayeque existen unas 700 lanchas artesanales, de las cuales el 90 % no cuenta con radiobalizas o sistema de navegación satelital. Cada uno de estos equipos cuesta unos S/.700.00.

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