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Los peregrinos atraviesan difíciles caminos y obstáculos desde sus ciudades de origen. Caminan más de 200 kilómetros hasta Ayabaca, y lo hacen en una semana. (Foto: Ralph Zapata).
Ralph Zapata

Hay peregrinos que piden la cura a una enfermedad, resolver algún lío judicial, mejorar sus ingresos económicos, encontrar trabajo, o satisfacer alguna carencia. Pero Víctor Domínguez López, que forma parte de esta masa de hábitos morados que avanza con dificultad por las calles de , ha caminado más de 200 kilómetros desde Chulucanas, en busca de respuestas más profundas. El hombre que porta una vincha del Señor Cautivo quiere saber cuál es su rol en este mundo. “No vengo por un milagro, vengo a preguntarle al Cautivo por mi misión. Si llueve esta noche, yo sabré qué decisión tomar”, asegura mientras se seca el sudor de su frente y de sus manos callosas.

Todos los años en octubre, Ayabaca recibe a cientos de peregrinos de todo el país y del extranjero. A todos los caminantes, como Domínguez, los mueve la fe en el , una imagen religiosa que reposa en el templo principal y a la que se le atribuyen milagros de todo tipo. Los peregrinos caminan 230 kilómetros desde la ciudad de Piura, atravesando el desierto, ríos, quebradas y montañas. Aunque hay también viajeros que llevan su penitencia al límite: salen a pie desde Tacna o Arequipa.

El 13 de octubre es la fiesta central, pero las celebraciones comienzan desde el primer día de octubre. Las calles de la ciudad, la iglesia y los balcones se adornan con telas de color amarillo y morado, colores distintivos del Cristo Moreno. Pero las miradas se concentran en la calle Piura, ruta de acceso de los peregrinos hacia el templo. El sonido de los tambores, de las panteretas, se confunden con los cánticos ahogados y los llantos desgarradores. Los fieles se arrastran, como culebras, en señal de penitencia, mientras sus compañeros les ofrecen alcohol para evitar desmayos y contratiempos.

Ciudad religiosa

Ayabaca se ubica a 5 horas en bus desde Piura, y es conocida por sus paisajes serranos, el centro incaico llamado Aypate y el Señor Cautivo. Este último es una imagen que –según cuenta una leyenda– fue tallada en 1751 en un tronco de cedro por tres misteriosos hombres, considerados por algunos como ángeles enviados por Dios. La efigie ha soportado temblores y fuertes lluvias, y cada 13 de octubre sale en procesión acompañada por miles de fieles que llegan de diferentes partes del país, Ecuador, Colombia y Chile.

El pueblo entonces se convierte en una feria gigante, con puestos de comida, venta de dulces elaborados con leche de vaca, fotógrafos que ofrecen instantáneas en la puerta de la iglesia, objetos religiosos de todo tipo. Es una semana que esperan ansiosos los comerciantes de esta ciudad. Sin embargo, la de este año no ha sido la mejor feria para Mary Teeran, dueña del restaurante Señor Cautivo. "Está muy bajo, no hay gente, no sé por qué, pero otros años la gente no cabía en el pueblo", dice.

No es la única que siente el bajón turístico este año. Jimmy Calle Gallo, jefe de la oficina de Turismo del municipio provincial de Ayabaca, también percibe lo mismo y dice que se reunirán con todas las autoridades para evaluar las posibles causas. "Es evidente el bajón de turistas este año, y aún no sabemos bien por qué. En otros años, en estas fechas la plaza estaba llena igual que las calles. Puede ser que ahora los peregrinos y turistas llegan, adoran y se regresan. También influye el aumento de precios de los alimentos, restaurantes y hoteles", dijo.

Añadió que el año pasado se registraron unos 6500 visitantes entre peregrinos y turistas, en 2017 fueron 5.100, debido al Niño Costero. Sin embargo, precisó que este año hay menos visitantes a la fiesta del Cristo Moreno, patrón de los peregrinos. Así lo comprobó también El Comercio que siguió de cerca los festejos en Ayabaca.

Los que acudieron, no obstante, no echaron en falta la poca afluencia turística, sino que disfrutaron de la misa y procesión del sábado. Este día el Señor Cautivo sale acompañado de la Virgen del Pilar, una imagen que es oriunda de Zaragoza (España) y a la que se le atribuyen muchos milagros. Al día siguiente, domingo 13 de octubre, el Señor Cautivo recorre en hombros las calles de Ayabaca, derramando bendiciones, mientras los peregrinos, cada uno a su manera, imploran por un milagro o le agradecen alguno y otorgado.

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