Revista Somos de aniversario: 30 años de fotorreportajes   - 40
Revista Somos de aniversario: 30 años de fotorreportajes - 40

Durante tres décadas, la revista Somos ha capturado la esencia de los peruanos a través de sus múltiples fotoreportajes. Revive en esta galería algunos de los más memorables, y no te pierdas nuestra edición de aniversario este sábado 10 de diciembre.

LA FIESTA DE LOS DIFUNTOS
Al ritmo de tambores, arpas y violines, bebiendo cañazo y colocando wawas en vez de flores. Así se celebra el Día de los Muertos en el cementerio municipal Nueva Esperanza, en Villa María del Triunfo, y en el camposanto Estela Santos, de Comas. Durante varios años de seguimiento, Ana Cecilia Gonzáles Vigil ha capturado estampas de una jornada en la que no se llora ni se viste de luto. Los agasajados también festejan… donde sea que estén.

EQUIPO CON GARRA
La selección nacional de shipibos-conibo está integrada por policías, bomberos, abogados, técnicos de enfermería, cazadores de cocodrilos y tramperos de garzas. Yael Rojas conoció a sus integrantes en Pucallpa, donde entrenan tras viajar tres horas en lancha o recorrer 20 kilómetros de carretera en colectivo.

LA CEREMONIA DE LA SANGRE
No es fácil asistir a una auténtica celebración del Yawar Fiesta o Turupucllay, donde un majestuoso cóndor es encadenado a un feroz toro. Este espectáculo, de honda raigambre andina, fue fotografiado por Cecilia Larrabure, en el distrito de Ccollurqui, Apurímac. En medio de libaciones, música y el enfervorizado griterío de la gente, el toro lucha por deshacerse de la inmensa ave que le desgarra el lomo. Sangre, recogimiento y dolor se mezclan en medio del jolgorio.

CANCHA CON MOTE
El dream team de los Andes peruanos está en Andahuaylillas, Cusco. Allí, a casi 4,000 metros sobre el nivel del mar, una treintena de mujeres bravías disputan las jornadas peloteras más arduas del deporte nacional desde 1996. Daniel Silva viajó hasta ese paraje y descubrió que, donde muchos sufriríamos desmayos severos, estas damas le daban con todo a la pelota. El fútbol femenino se juega aquí sin canilleras y no hay tarjeta roja que valga.

GENERACIÓN FOLK
La fama de intérpretes neovernaculares como Dina Páucar y Sonia Morales disparó el autoestima del género y despertó las voces de cantantes que aún transitan entre la infancia y la adolescencia. El lente de Max Cabello captó a un grupo de ellas mostrando sus polleras de luces en el amanecer de los cerros que circundan Lima y en el anochever de los tabladillos de barrio. Se preparaban así para remecer las tarimas del folclore nacional.

ETNIA GUERRERA
Pese a que fue diezmada por el terrorismo y sigue olvidada por el Estado, la sociedad ashánika se ve a sí misma como un conjunto. Las fotografías de Musuk Nolte nos muestran a hombres y mujeres dispuestos a preservar el enorme territorio de la selva central que les pertenece. Entre ellos destaca Ruth Buendía, quien dirige la Central Ashánika del Río Ene (CARE) y es el símbolo del renacimiento de esos valientes peruanos.

AGUA BENDITA
Todos somos iguales bajo el sol, ya se sabe, pero en Agua Dulce esta es la máxima premisa. No hay código de traje de baño que valga y los jeans, camisetas, pareos, calzones y calzoncillos sacan de apuro a sus acalorados bañistas. La serie de retratos de Omar Lucas muestra a los nuevos limeños en las orillas de la playa más democrática.

SEÑOR DE LAS NIEVES
La perenigración del Señor del Qoyllur Riti en las alturas del apu Ocongate, en el Cusco, es una de las manifestaciones de fe andina más impresionantes. Los peregrinos y danzantes buscan conquistar la altura de la montaña para traer un pedazo de hielo. Las imágenes de Renzo Giraldo grafican el enorme despliegue físico que solo impulsa la fe.

CAUTIVOS DE FE
Los peregrinos del Señor Cautivo de Ayabaca caminan durante meses hasta la iglesia que alberga esta venerada imagen. Marchan pagando milagros concedidos o rogando por otros. Cuando no pueden andar se arrastran o van de rodillas. Desde el 2008 al 2015, el fotógrafo Sebastián Castañeda ha retratado la pasión de los penitentes por el Cautivito, como cariñosamente le llaman.

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