Rubén Navides, el jefe de estación del ferrocarril Tacna–Arica, espera diariamente el anunciado arribo de los pasajeros del autovagón 261. Desde que el 12 de marzo del 2012 llegara a Arica el último tren con pasajeros de Tacna se ha preparado muchas veces para dar la bienvenida a sus pasajeros, confiado en los periódicos anuncios del Gobierno Peruano. Pero van a cumplirse cuatro años de espera y el tren no llega.
“Los turistas llegan y me preguntan los horarios de salida y dónde pueden comprar sus boletos. Ya no sé qué decirles”, cuenta el incansable guardián.
El ferrocarril Tacna–Arica, de propiedad del Gobierno Peruano, operaba desde 1856. Durante más de 155 años, realizó diariamente su recorrido llevando turistas, comerciantes y carga. Pero, por descuido y desidia, dejó de operar.
A principios de año, el ministro de Transportes y Comunicaciones, José Gallardo, en declaraciones reproducidas por medios chilenos, anunciaba que el servicio operaría en julio. Con el plazo vencido, Gallardo visitó Tacna en agosto. Recorrió un tramo en el tren. Anunció que los trabajos estaban terminados: el inicio de operaciones está “a la vuelta de la esquina”.
Esa vuelta de esquina nunca llegó. Recientemente, los funcionarios del Servicio Agrícola y Ganadero de Chile, que controla el ingreso de productos a ese país, retiraron de la estación de Arica una máquina de rayos X, instalada ante la anunciada reactivación del servicio.
Las otras propiedades
Italo Acha, cónsul del Perú en Arica, recuerda lo significativo de estar presentes en esos territorios. “La presencia del Perú en Arica, por razones históricas y estratégicas, siempre será importante”, puntualiza.
El diplomático resalta el inicio de la elaboración de un proyecto de complejo cultural. En su primera etapa, ocupará el lado oeste del terreno El Chinchorro. Según dice, podría tener una señal importante de avance en el primer semestre del 2016.
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