Operación en La Pampa, zona de minería ilegal en Madre de Dios, donde las mujeres son captadas por redes de explotación sexual. (Foto: archivo)
Operación en La Pampa, zona de minería ilegal en Madre de Dios, donde las mujeres son captadas por redes de explotación sexual. (Foto: archivo)
Redacción EC

Las bandas criminales dedicadas a la trata de menores en la selva se desplazan mediante tres importantes rutas que cruzan hasta seis regiones del país: Loreto, San Martín, Ucayali, Huánuco, Cusco y Madre de Dios. Así lo detalla un estudio realizado por la ONG Capital Humano y Social Alternativo (CHS), donde además se identifica a la pobreza, la informalidad, la corrupción y la falta de control de las autoridades como los principales factores que contribuyen a que el delito permanezca y se agrave en el tiempo.

La explotación sexual y laboral de niñas y adolescentes en la selva peruana demandó, por ejemplo, que la policía y el Ministerio Público realicen 80 operaciones, en Loreto, y cinco en Madre de Dios. Ello, entre el 2016 y el primer semestre del año pasado, según datos de la misma ONG. Una de las acciones conjuntas de mayor envergadura tuvo lugar en julio del 2017 en La Pampa, zona de minería ilegal y prostitución clandestina incrustada en Madre de Dios.

Más de 80 campamentos distribuidos en tres caseríos principales fueron destruidos en tres días. Calles de tierra llenas de bares y precarios hospedajes quedaron en cenizas. Unas 220 personas fueron intervenidas y 20 mujeres (12 de ellas menores), rescatadas de las mafias de trata. Sin embargo, nada parece haber sido suficiente para contrarrestar a las redes delictivas, que pululan por trayectos bien delineados y aprovechan cada deficiencia del entorno donde operan.​

—Iquitos—
La primera ruta empieza en la localidad de Santa Rosa (Loreto), ubicada en la triple frontera con Colombia y Brasil, pasa por Iquitos, Nauta, y llega a Tarapoto y Nueva Cajamarca (San Martín). En este camino, Iquitos funciona como una ciudad bisagra para las mafias. Las menores son llevadas desde ahí hacia la triple frontera por vía fluvial o a la región San Martín por carretera. En Iquitos las adolescentes son captadas dentro de los asentamientos humanos de Belén, Punchana y San Juan, con el engaño de la oferta laboral y mediante la falsa amistad. También a través de sus propios familiares y parejas, que se convierten en operadores para las redes de tratantes.

Iquitos es la segunda ciudad con mayor cantidad de víctimas de trata después de Huánuco, según un informe de la Defensoría del Pueblo. CHS detectó que las chicas que llegan de Iquitos a Santa Rosa, o las que son captadas en esta última localidad, terminan explotadas sexualmente en bares de narcotraficantes asentados en Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil).

En el trayecto de Iquitos a San Martín, y dentro de esta misma región, los sectores de captación identificados fueron las zonas rurales de Nauta; así como Yurimaguas, donde las mafias consiguen llevarse a las menores tras ofrecer dinero a sus padres. Tal es lo que se denomina el ‘compadrazgo’. En Tarapoto, los tratantes operan en las comunidades rurales del Bajo Huallaga y el Alto Marañón y trasladan a sus víctimas hacia Tocache y Uchiza aprovechando el escaso control vehicular.

El punto culminante es Nueva Cajamarca. Allí, chicas captadas en las inmediaciones de escuelas secundarias terminan explotadas en bares concurridos los fines de semana tras las ferias agrícolas.

-Huánuco-
La segunda ruta parte desde Huánuco hacia Tingo María, pasa por Pucallpa (Ucayali) y luego por Contamaná, Requena y Nauta, en Loreto. En la ciudad de Huánuco, como puerta de entrada a este trayecto del delito, las menores son captadas vía falsos anuncios de trabajo que se colocan en las plazuelas de Santo Domingo y San Francisco. La ONG CHS señala que los tratantes están al acecho en ambos puntos y convencen a sus víctimas ofreciéndoles trabajo como meseras por pagos de S/1.000.

Huánuco no es solo zona de captación pues funciona también como punto de acopio de las chicas que llegan engañadas desde San Martín y Ucayali. El crecimiento de bares y locales nocturnos en Huánuco ha sido evidente. El estudio revela que entre el 2007 y el 2014 se emitieron 107 licencias para el funcionamiento de cantinas. Hoy en día más de 200 de estos locales estarían funcionando.

En el tramo hacia Tingo María el control de carreteras es escaso. Las menores son reclutadas en los centros poblados de Aguaytía y El Paraíso. Otros puntos de captación en este trayecto son los asentamientos humanos de Pucallpa y sus puertos fluviales. Según la investigación, muchas familias allí están dispuestas a que sus hijas se vayan con desconocidos por pagos adelantados. Lo mismo ocurre en Contamaná. A ello, que en la región San Martín se denomina ‘compadrazgo’, en estas zonas es llamado ‘padrinazgo’. Peor aún, en Requena se identificó que los padres incluso firmaban cartas de autorización para los tratantes que van hacia Nauta. La ruta concluye en este lugar donde el reclutamiento es avasallador: sin reparos la búsqueda de víctimas puede realizarse por megáfonos o en diarios.

La ruta del delito. (Fuente: www.chsalternativo.org)
La ruta del delito. (Fuente: www.chsalternativo.org)

—Cusco—
El tercer camino empieza en Cusco, sigue por Urcos y Ocongate, y llega a Mazuko, Huepetuhe, La Pampa y Puerto Maldonado, en Madre de Dios. Las redes de tratantes operan bajo dos modalidades para captar a las menores en Cusco: el ‘padrinazgo’ o trato directo con las familias y vía anuncios de trabajo. CHS identificó que la primera está enfocada en Quillabamba y La Convención, mientras que la otra se desarrolla en la calle Belén a través de dos locales que exponen los avisos diariamente. Ahí pululan los tratantes y abordan a sus víctimas.

La ruta de la captación conduce a las mafias por Ocongate y Urcos, localidades pobres desde donde las trasladen en vehículos informales hacia Mazuko. Si bien Mazuko es aún un sector que concentra varios locales nocturnos de explotación, muchos han migrado ya hacia La Pampa, Hupetuhe y Laberinto. Algunas adolescentes empiezan siendo empleadas en Mazuko, dentro de prostibares y cantinas, los cuales forman parte de cadenas de estos negocios que llegan a La Pampa. Es el caso de El California, Miss Sagitario o El Caracas de la Noche, donde las chicas captadas terminan y sobreviven a la explotación diaria sin poder escapar. La minería ilegal y la prostitución de menores van de la mano con la corrosión de los bosques cercanos a la Reserva de Tambopata. La Pampa es un infierno que, al parecer, avanza incontenible.

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