Hasta el 2020, las playas del sector Bocapán, en el distrito de Zorritos, Tumbes, eran de arena blanca, olas calmadas y una franja de entre 50 y 120 metros de distancia entre las casas y la línea de alta marea. De eso, queda nada. Al menos unas 15 viviendas y negocios turísticos han sido carcomidos por el avance del mar debido a la construcción de espigones que modificaron la morfología de las playas.
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Son más de un centenar de residentes, propietarios y pescadores de Bocapán quienes denuncian a la empresa Cabo Merlín S.A.C por daños materiales, contra el medio ambiente y al libre tránsito. Como parte de su proyecto inmobiliario, esta empresa construyó un muelle artesanal para pesca deportiva y tres espigones enrocados que generaron la alteración de las corrientes marinas y con ello del paisaje, principal atractivo turístico de la zona.
“Crearon espigones para detener el fluido del agua y puedan entrar sus embarcaciones. Así empezamos a quedarnos sin playa. Cada vez se acercaba más el agua hasta que perdimos todo”, explica Gabriel Peña, uno de los afectados, a El Comercio. De los 70 metros de distancia que había desde la cerca de su propiedad hasta la línea marea, para diciembre del 2022 quedaban apenas unos metros. El Niño y los oleajes anómalos de principios de este año, aceleraron los destrozos y más de la mitad de su vivienda se derrumbó.
“Hay casas que están completamente destruidas. También son hoteles y restaurantes afectados, los pescadores no pueden trabajar, hay un daño ambiental grave”, añade.
Para entender cómo un espigón puede modificar completamente la morfología costera, Gino Passalacqua, doctor en oceanografía y especialista en ciencias del clima y meteorología, explica que el flujo natural de olas y sedimentos (arena, rocas, piedras, limo, fango) tiene una temporalidad marcada: de marzo a setiembre y octubre se mueven principalmente de sur a norte y durante los meses de verano, en dirección contraria. Al colocar una barrera, el vaivén natural se interrumpe. “Cuando se pone el espigón, lo que sucede es que se acumulan sedimentos en zona sur y empiezan a comerse sedimentos en la zona norte”, indica.
El impacto de estos cambios influye en todo el ecosistema costero. “En la quebrada de Bocapán se forma un estero que es un criadero de larvas con función ecológica bastante importante. Al modificarlo, el impacto es considerable en la fauna y flora marítima de la zona”, añade.
En cuanto a daños materiales, cada día aumenta el riesgo mientras la erosión avanza. Esta situación se repite también en la zona Los Pinos. Lourdes Palomino, propietaria de un emprendimiento turístico realizado de la mano con Mincetur, explica que desde el 2019, cuando iniciaron los trabajos de Cabo Merlín, empezaron a notar cambios. “Al principio se veían las raíces de las palmeras expuestas y advertimos a las autoridades, pero fuimos ignorados”, lamenta. Con la construcción de los espigones, a mediados del 2020, los efectos ya fueron irreversibles. Pese a que invirtió 80 mil soles en enrocados para proteger su negocio, la fuerza de las olas pudieron más: “Es un paraíso destruido, solo quedan los escombros para proteger lo poco que queda”
El pedido de la población de ambos sectores es que se retiren completamente los espigones cuanto antes porque para diciembre se esperan nuevos oleajes fuertes de la temporada. “Somos cientos de pobladores en riesgo. Sabemos cómo son los oleajes anómalos, siempre han ocurrido solo que antes teníamos playa. Ahora tenemos miedo”, añade Palomino.
Passalacqua añade que incluso retirando los espigones se requieren estudios especializados para determinar qué estrategias tomar para recuperar el ecosistema.
Inicio de investigaciones
La construcción del muelle fijo para pesca deportiva y una marina de Cabo Berlín S.A.C fue autorizado por la a Dirección de Capitanías y Guarda Costas (Dicapi) de la Marina de Guerra del Perú a través de la Resolución N° 0333- 2017/DCG, de fecha 27 de abril de 2017. En el 2020, se aprueba la modificación del derecho de uso uso de área acuática para la reubicación del muelle y se incluye la construcción de una marina deportiva. Con ello, empieza la construcción del muelle de concreto reforzado con espigones de piedra, diques y rompe olas.
Según Dicapi informó a este Diario, “el expediente administrativo cumplió con todos los requisitos estipulados en el Texto Único de Procedimiento Administrativos de la Marina y el Reglamento del Decreto Legislativo N° 1147, habiéndose aprobado los estudios requeridos por los entes técnicos competentes, previos al otorgamiento del derecho de uso de área acuática”.
Sin embargo, ante las denuncias de erosión de las zonas costeras, la Capitanía de Puerto de Zorritos inició procesos administrativos de investigación sumaria, disponiendo preliminarmente que la empresa paralice la obra y active su Plan de Mitigación. Asimismo, indicaron que “en paralelo se viene verificando si la construcción se ha efectuado en el área acuática autorizada, lo cual permitirá identificar las construcciones que vienen generando las modificaciones en la morfología costera y se impongan las sanciones correspondientes de acuerdo a las responsabilidades que se definan en las investigaciones”.
De acuerdo con una resolución de Dicapi del 04 de abril del 2023, se ordenó a la empresa Cabo Merlín S.A.C gestionar un nuevo estudio de impacto ambiental, un nuevo estudio hidrooceanográfico, un plan de mitigación y/o remediación, así como a realizar la evaluación del retiro de la marina en un plazo de 30 días. Otra resolución de la misma entidad, del mes de junio, amplió los plazos e incluyó el compromiso de la empresa para retirar la totalidad del enrocado.
Capitanía de Puerto de Zorritos ha comunicado de los hechos a la Fiscalía Provincial Especializada en Materia Ambiental de Tumbes (FEMA Tumbes). El 17 de agosto se realizó una intervención e inspección en conjunto con el Fiscal representante del Ministerio Público. “Al momento, con supervisión del personal de la Capitanía de Puerto de Zorritos, la empresa Cabo Merlín S.A.C. ha venido realizando avances en la remoción de las rocas que conformaban su espigón y partes de la estructura de la marina deportiva a fin de remediar los efectos de la construcción de la Marina Deportiva y controlar la erosión costera en la zona afectada”, añadieron.
Hasta la fecha, sin embargo, los vecinos mantienen la incertidumbre sobre cuándo tendrán su playa recuperada. El Comercio solicitó voceros a la empresa Cabo Merlín S.A.C, pero hasta el cierre de la nota no obtuvimos respuesta.