Ayer, desde las 6 de la mañana, decenas de venezolanos llegaron a la Embajada de Venezuela, en Lima, para recabar información e iniciar los trámites de retorno a su país. Sumados a los que acudieron el lunes último, ya son unos 200 venezolanos los que habrían realizado las gestiones con el fin de acogerse al plan ‘Vuelta a la Patria’, dispuesto por su presidente, Nicolás Maduro. ‘Vuelta a la Patria’ contempla la activación de un puente aéreo para el regreso de los venezolanos que huyeron de la crisis hacia distintos países de Latinoamérica.
En la embajada venezolana, los inmigrantes que acudieron por primera vez, recibieron una charla informativa sobre los requisitos para su retorno. Los que ya tenían esta información, llevaron una copia de sus documentos de identidad (carta andina o pasaporte); además, llenaron un registro con sus datos y anotaron el motivo por el cual deseaban regresar a su patria.
Algunos de los venezolanos que terminaban con las gestiones dijeron que en los próximos días será seleccionado el primer grupo que volverá. En este sería priorizada la presencia de personas con alguna enfermedad, niños y embarazadas, principalmente. “Nos han dicho que volveremos en avión como el grupo que se fue a fines de agosto. Apenas lleguemos el gobierno nos entrevistará para saber qué ayuda necesitamos”, expresaron.
En el frontis de la embajada, Key Ledesma, un ingeniero civil con maestría en Recursos Humanos en Venezuela, espera a su hermano menor, Mario, quien sufre de lupus y ha empeorado durante las últimas semanas en el Perú. Dice que la depresión por la falta de trabajo y el complicado acceso a la atención en los hospitales de Lima ha obligado a que Mario busque la vuelta a su país.
“Lo primero que le han manifestado es que no tiene que deberle nada al gobierno peruano. En Venezuela, si bien hay carencia de insumos, la atención en los hospitales es gratuita, eso favorecerá a mi hermano. Yo aún no pienso regresar, trabajo en construcción y me alcanza para vivir”, afirma Key.
El lunes, durante la sesión informativa que tuvo su hermano, le comunicaron que el presidente Maduro daría empleo a los que retornen, y facilidades para que los profesionales puedan comprar una casa. “Para que la paguen con su esfuerzo, como debe ser. Ya no se las van a regalar, eso ha sido lo malo en nuestro país. Venimos de 10 años donde el Estado asumió esto y ahora generó un choque para muchos que piensan que todo es regalado. Nada regalado es bueno”.
Daniel Portillo, un joven del estado de Anzoátegui, llegó hace ocho meses al Perú, pero ya ha cumplido cinco en Lima sin trabajo. Cuenta que laboraba en una tienda de abarrotes y le iba bien, pero a inicios de marzo último lo despidieron luego de que se reportaran robos a manos de bandas delictivas integradas por venezolanos. Desde entonces, asegura, solo conseguía trabajos con pagos de S/40 o S/50 por semana. “Solo eso podía ganar, además sufría humillaciones. Así dejé varios empleos. No pude conseguir nada mejor”, lamenta.
Una mujer que prefirió mantener su identidad en reserva, procedente de Caracas, afirma que vivió una situación de explotación similar. Dice que pese a sus seis meses de gestación la hacían atender 10 horas diarias en una peluquería de Surquillo. Le pagaban S/20 a la semana y solo subsistía con lo que su esposo podía ganar en trabajos eventuales. Asegura que en los tres últimos meses no ha tenido controles médicos por su embarazo y teme que ante alguna complicación no pueda atenderse a tiempo. “Espero estar en el primer grupo que volverá a Venezuela”, dice.
Lo mismo ansía Renzo Guerra, natural de la ciudad Valencia, para su esposa, Mirtha. Ambos llegaron hace cuatro meses al Perú pero han tenido suertes disímiles. Él se ha mantenido bien en su empleo de taxista por el cual percibe S/1.400 al mes, pero Mirtha ha ido saliendo de varios trabajos donde solo le pagaban las primeras semanas y después le postergaban sus abonos hasta aburrirla. Renzo afirma que esa inestabilidad y la constante preocupación por los hijos pequeños que dejó en Venezuela hicieron que su cónyuge caiga en depresión y ahora busque regresar como le sea posible.
“Somos conscientes que cuando uno sale de su país a cualquier destino, no va a establecerse bien en cuatro meses. Los motivos del retorno aquí son principalmente familiares. Hemos conocido gente mala, pero también muchas personas nobles y generosas. Yo me quedo y estoy agradecido”, refiere Renzo Guerra.
-No le cree a Maduro-
En tanto, el político venezolano Óscar Perez, presidente de la ONG Unión Venezolana en Perú, indicó hace unos días que no cree en la política de retorno ordenada por Nicolás Maduro. Para el activista, todo se trataría de una estrategia con la intención de "desacreditar a la diáspora venezolana, al gobierno peruano y a la solidaridad que nos han dado en este país".
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