(Foto: Archivo El Comercio)
(Foto: Archivo El Comercio)
Jorge Falen

Durante los últimos meses, la difusión de casos extremos de maltrato infantil ha desatado la indignación en diferentes puntos del país.

En abril, un niño cusqueño de 4 años resultó con un brazo fracturado luego de que su padrastro le propinara una brutal golpiza; mientras que en ese mismo mes, en el Rímac, un padre golpeó hasta el llanto a su hijo de 3 años solo porque este jugaba en el patio de su vivienda. La escena quedó registrada en video.

Esta realidad también la evidencian las cifras: según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), entre enero y mayo del 2018 se atendieron 15.951 casos de violencia contra menores en los centros de emergencia mujer (CEM) de todo el país; cifra mayor en un 49% a lo observado en el mismo período del año anterior (10.720).

La mayoría de los casos (de maltrato infantil) atendidos corresponde a violencia psicológica y física. Ambos tipos de maltrato representan más del 80% de las denuncias en niños; mientras que en adolescentes llega al 70%. Sin embargo, este último grupo registra la tasa más alta de agresiones sexuales, que bordean el 30% del total.

Con respecto al ámbito geográfico, la mayor incidencia de violencia infantil se observa en las regiones de Lima (5.817), Arequipa (1.798), La Libertad (926) y Junín (865). Estas cuatro concentran el 59% de las denuncias.

Según el MIMP, más del 90% de los castigos físicos o psicológicos y el 20% de las agresiones sexuales contra menores de 5 años fueron infligidos por el padre o la madre. En tanto, los parientes cercanos y los vecinos figuran como los principales responsables de la violencia sexual en niños de 6 a 11 años y adolescentes.

—Acción estatal—
Ante este escenario, la respuesta del Ejecutivo en los últimos días se enfocó en la promulgación del reglamento de la Ley 30403, que prohíbe el uso del castigo físico y humillante contra los niños y adolescentes. Esa ley se aprobó en diciembre del 2015.

María del Carmen Santiago, titular de la Dirección General de Niñas, Niños y Adolescentes del MIMP, señaló que el nuevo reglamento busca fortalecer la prevención de la violencia en las familias, la escuela y la comunidad.

“Este promueve prácticas de crianza positiva a través de sectores como el MIMP y Educación, municipalidades y centros de acogida. También permitirá la posibilidad del trabajo con los padres”, explicó.

—“La violencia afecta tanto como la anemia”—
OLGA ISAZA
Representante adjunta de Unicef Perú

¿Qué tan arraigada está la violencia como forma de crianza en el Perú?
El principal problema es la generalización del uso de la violencia como forma de educación. El Perú tiene una alta tasa de violencia contra niños, y el 25% de los padres considera legítimo usar el castigo físico. La capacidad institucional para reaccionar frente a este mal en lugares distantes aún es baja. Actualmente, se invierte menos del 1% del presupuesto nacional en prevención.

¿A qué factores obedecen los altos niveles de violencia infantil?
La violencia es un comportamiento cultural expandido en todos los estratos sociales. Sería muy grave asociar la violencia con la pobreza. Es importante resaltar la resiliencia de algunas personas criadas en entornos violentos para abordar de manera distinta las diferencias.

¿Cuáles son los efectos de la violencia en el desarrollo infantil?
Se ha demostrado en el Perú que cuando el niño está expuesto a la violencia familiar tiene bajo rendimiento educativo. Las víctimas tienen malos resultados en matemáticas o lengua, por ejemplo. La violencia de cualquier tipo afecta al cerebro de un niño tanto como la anemia.

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