El espejo de los muertos, por Cecilia Valenzuela
El espejo de los muertos, por Cecilia Valenzuela

El último fin de semana, un grupo de izquierdistas festejó los 50 años de Vanguardia Revolucionaria, el partido de , Ricardo Letts y Edmundo Murrugarra. En el diario “La República”, Antonio Zapata, un trotskista que se uniría después con los de VR en el Partido Unificado Mariateguista (PUM), ha recordado: “... la marca característica de VR fue el trabajo campesino y la clave de su historia se halla en la Confederación Campesina del Perú, CCP”.

En los años 70, desde Piura hasta el Cusco, las federaciones campesinas estuvieron lideradas por militantes de VR.  Las tomas de tierras de Andahuaylas y Chincheros en 1974, le abrieron las puertas del campo a ese partido político. Más de 70 haciendas fueron invadidas por campesinos organizados y liderados por dirigentes de VR.

Fue en ese momento que las comunidades empezaron a exigir la radicalización de la reforma agraria que Velasco Alvarado había iniciado; mientras eso ocurría, VR a la cabeza de los demás partidos de izquierda, sembró de ideología marxista todo el campo; su objetivo era la “acumulación de fuerzas para la toma del poder”.

Pero cuando llegaron las elecciones para la constituyente de 1979 y las presidenciales de 1980, la izquierda decidió postergar el trabajo político en el campo y utilizar la democracia para “la acumulación de fuerzas”.

Conquistó algunas colocaciones en el Congreso; pero sin querer le dejó a Sendero Luminoso la cosecha de las ideas y los líderes que había sembrado. Ideas básicas como que el capitalista se apropia del trabajo del proletario, o que la propiedad privada es un robo, le sirvieron a Abimael Guzmán para alimentar y justificar el “odio de clases” con el que motivó y condujo a sus huestes a cometer los crímenes más terribles que se hayan visto en el Perú.

Durante 12 años, los dirigentes campesinos de izquierda que se quedaron en el campo y los que, en las ciudades, se organizaron para la resistencia fueron vilmente asesinados por Sendero. Y en lugar de defender la libertad contra el terror, VR solo atinó a crear organismos defensores de derechos humanos; pero lo peor fue que se puso al medio en la guerra terrorista.

Nunca renegó públicamente del marxismo y el odio de clases. Al contrario, desde sus ONG continuó alentando el combate y el desprestigio contra policías y militares, la “columna vertebral del estado capitalista” según Marx.

Hoy, 50 años después, Tierra y Libertad, con el cura Marco Arana a la cabeza, repite la misma historia. Tal vez Arana y su aliada la Coordinadora Nacional de DD.HH. no aplaudan a los huaraqueros, asesinos de policías; pero al igual que los antiguos “vanguardistas” los está alimentando. El jueves pasado, aquí en Lima, en una violenta marcha de apoyo a la protesta contra Tía María, un grupo de jóvenes con palos en las manos y el rostro cubierto lucía escudos de madera pintados, orgullosamente, con la inscripción: “Espartambos”.

Después de cincuenta años lo mejor que ha dejado Vanguardia Revolucionaria es el espejo en el que debería mirarse Tierra y Libertad.

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