Essalud recortó seis requisitos para la entrega de subsidios
Essalud recortó seis requisitos para la entrega de subsidios
Jaime de Althaus

está sufriendo un ataque en tenazas que puede llevarlo al colapso. De un lado tenemos el recorte permanente de sus ingresos dispuesto por el Congreso, en una ley puramente populista. De otro lado, la campaña del sindicato de médicos de Essalud contra lo que llaman “privatización”, que se expresó en el fallido paro nacional del miércoles que, felizmente, apenas comprometió al 4% de los médicos.   

Es evidente que si a Essalud se le recortan los ingresos, tiene que buscar esquemas eficientes para dar más con menos. Uno de esos esquemas es, por ejemplo, el de los hospitales en asociación público-privada existentes, que tienen costos menores por paciente que los hospitales regulares de Essalud. Así, el “capitado anual” de los hospitales APP Barton y Kaeli es de U$351, versus los U$400 de los hospitales normales. Y el servicio es infinitamente mejor, como hemos mostrado en un informe en “La hora N”.

El otro esquema es contratar el servicio de clínicas privadas, pues resulta que en esas clínicas las citas demoran solo 2 días versus los 14 días que demoran en promedio en los establecimientos propios. El sindicato considera que ambas modalidades son formas demoníacas de “privatización”.

Es decir, al sindicato no le interesa el bienestar de los asegurados, sino impedir que existan modalidades más eficientes que delaten el mal servicio que ellos o sus establecimientos están dando. Que los asegurados sufran con tal de mantener el statu quo que les acomoda. No quieren competencia.

Lo peor de todo es que ni siquiera hay competencia. El tiempo de espera para una operación quirúrgica en un hospital de Essalud es de pesadilla (meses o años) y, sin embargo, las operaciones que se tercerizan a establecimientos privados no llegan ni al 1% del total. Absurdo. Y las atenciones ambulatorias que se realizan en unas 15 clínicas privadas sumaron apenas 108 millones de soles en el 2014, de un presupuesto total cercano a los 10 mil millones. Nada.

Peor aún: ni siquiera esas clínicas están en un esquema de competencia. Es decir, lo que deberíamos tener es que cada asegurado, que es dueño de su seguro, debería ser libre de atenderse en el establecimiento público o privado que le plazca, según la tarifa de Essalud. Pero no es así. Allí donde tenemos clínicas privadas contratadas, el principio es territorial: todos los asegurados de esa área se atienden en esa clínica. El asegurado no tiene libertad de elección.

El único convenio en el que asomó un barrunto de libertad de elección fue el que firmó Essalud con los hospitales de la Solidaridad (Sisol), donde las personas podían pedir que las refieran a los hospitales de la solidaridad para atención especializada. Ante tamaña osadía el sindicato no tardó en movilizarse para boicotear el convenio, objetivo que logró.

Ya no hay más convenio, para perjuicio de los asegurados, que preferían los hospitales de la Solidaridad por la rapidez de las atenciones. ¡Ese es el sindicato, qué les parece!
Essalud debería ser un gran fondo que reembolsa, según su tarifa, a los establecimientos a los que los asegurados decidan ir libremente. Y punto.

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