Mario Vargas Llosa (Foto: AFP)
Mario Vargas Llosa (Foto: AFP)
Redacción EC

Vuelve al diario El Comercio la pluma de con su columna “Piedra de toque”. Si aquella simbólica piedra permitió a los antiguos orfebres conocer la pureza de los metales nobles, sus textos han servido a lo largo de 60 años para reconocer lo cierto en tiempos de perplejidad.

Oscura, compuesta de cuarzo, óxido de aluminio, carbón y otras sustancias de grano fino, las cualidades de una piedra de toque la hacían ideal para analizar la pureza del oro y la plata.

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La química y las ideas tienen una naturaleza parecida: sustancias y juicios se contrastan para verlos reaccionar, permitiendo evidenciar el genuino valor de lo que se evalúa, máxime si su apariencia despierta dudas.

¿Cómo reconocer la piedra de toque entre miles de guijarros que abundan? Cuenta la tradición popular que la que buscamos es la única piedra que, a pesar de encontrarse cerca del agua, se siente caliente al tacto. Así son también los artículos que, bajo este título, Mario Vargas Llosa publica –en caliente– a lo largo de 60 años en los periódicos de Iberoamérica, incluyendo desde mañana domingo 8 a “El Comercio” en el selecto grupo.

Desde su influyente columna, el Nobel peruano no ha dudado en criticar el mesianismo chavista, la dictadura fosilizada del castrismo o los nacionalismos radicales. Como las piedras de los antiguos orfebres, su voz comprometida con sus convicciones y ajena a modas también aquilata el grado de libertad de las sociedades, advirtiéndonos de riesgos, embauques, mentiras y calumnias que nos acechan.

En tiempos de confusión, sus reflexiones resultan precisas y urgentes. Distingue aleaciones y falsificaciones groseras de la realidad contemporánea, lo que a veces supone ir decididamente contra la corriente. Son los hechos frotados contra la piedra de toque de la reflexión lo que nos mantiene alerta contra el lugar común y la demagogia, siempre engañosa. Incluso para quienes no comparten algunos de sus presupuestos ideológicos, sus reflexiones resultan siempre provechosas.

Desde España, país en el que actualmente reside, Vargas Llosa tuvo a bien responder tres interrogantes puntuales a propósito del momento crucial del retorno de su “Piedra de toque”.

–¿Cuál es la relevancia del periodismo independiente ante un gobierno que inicia su gestión con notorias faltas a la transparencia y limitando las labores informativas?

El periodismo debe recordar a los gobernantes, y en este caso al peruano, que la ley y la libertad de expresión deben ser respetadas y que es absolutamente fundamental que los gobernantes se ciñan a la ley porque, si no, no hay democracia sino la ley del más fuerte, o sea, el caos. En cuanto al periodismo, es indispensable mantener la serenidad, el rigor y los fundamentos de todas las acusaciones que se hagan para ser eficaces y justas.

–¿Qué papel le toca a la ciudadanía frente a un gobierno que, lejos de dar señales de consenso, consolida su subordinación a personajes bajo condena y que nadie ha elegido?

Es indispensable defender la democracia y no se debe permitir el menoscabo de la libertad por ningún motivo. Con este criterio, resulta fundamental defender la libertad y, por supuesto, las críticas, que deben estar bien fundamentadas, son indispensables para frenar los abusos de poder. El periodismo cumple en esto un papel esencial. La ficción pertenece a la literatura, y el periodismo, a la realidad, por eso frente a la realidad de hoy el papel del periodismo es esencial. La ciudadanía siempre estará dividida y el periodismo debe ayudarla a ver claro dentro de la inevitable confusión.

–¿Qué significa para usted volver a las páginas de El Comercio en este contexto?

Me alegro de volver por tercera vez a un periódico que siempre sentí muy cerca de mis convicciones políticas. Dicen que a la tercera va la vencida y espero que mi caso confirme la regla. Comencé a colaborar en El Comercio hace muchos años, y espero continuar en sus páginas hasta que se me nuble la razón.

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