Cuando, en los años 50, las primeras parlamentarias del Perú llegaron el Congreso, en el Palacio Legislativo no había baño de mujeres. Esta anécdota, cuenta Beatriz Llanos, especialista en temas de democracia y género, ejemplifica un problema mayor: los espacios de poder, a lo largo de la historia, han sido diseñados por y para hombres.
Y es que, si bien hoy en día mujeres y hombres tenemos los mismos derechos ante la ley, en la realidad la equidad es aún utópica: en el nuevo Congreso de la República, solo el 26% son mujeres. Tanto en el Tribunal Constitucional (TC) como en la Junta de Fiscales Supremos hay solo una magistrada mujer. Los directorios del Banco Central de Reserva y del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) están compuestos únicamente por hombres. Todos los gobernadores regionales son hombres. El poder, en el Perú, no tiene rostro de mujer.
La corresponsabilidad: un paso obligado
Resulta difícil abarcar todas las barreras que las mujeres enfrentan para acceder a posiciones de poder, que –explica Llanos– van desde la desigualdad económica hasta la existencia de prejuicios y criterios subjetivos que excluyen a las mujeres de ámbitos tradicionalmente considerados masculinos.
Existe, sin embargo, una limitación crucial para la participación de las mujeres en el espacio público: la desigual distribución en las tareas domésticas y en la crianza de los hijos. Estas funciones son asumidas casi exclusivamente por las mujeres, dejando poco –o ningún– espacio para competir en igualdad de condiciones con los hombres por puestos de importancia. “Las mujeres hemos avanzado mucho en cuestión de derechos, pero los hombres no han avanzado en asumir las responsabilidades del hogar”, apunta Llanos.
La especialista afirma que, si bien las puertas de entrada a algunos espacios de poder son abiertas mediante acciones afirmativas como el sistema de cuotas, otras medidas, como planes de igualdad y sensibilización, son necesarias para alcanzar la equidad en todos los ámbitos públicos. Una de estas sería la equiparación de las licencias de paternidad y maternidad.
Que haya más mujeres en el poder, además, resulta crucial para superar los puntos ciegos que pueda tener una entidad dirigida únicamente por hombres. “Las mujeres tienen perspectivas diferentes y, cuando llegan al poder, representan necesidades que no se habían visibilizado antes. Todas las leyes que se han dado sobre violencia de género en la región han sido impulsadas por mujeres que llegaron al plano legislativo”, recuerda Llanos.
Ellas están al mando
Cuatro mujeres que lograron sortear las barreras de género y alcanzaron cargos importantes en el sector público cuentan sus impresiones sobre la información recabada por El Comercio y comentan las experiencias que vivieron en el camino.
Marianella Ledesma
Presidenta del Tribunal Constitucional
1. ¿Cuál es su impresión sobre los datos de la participación de las mujeres en cargos de poder?
Mi impresión es que el espacio público en nuestro país se sigue manteniendo con mucha prepotencia masculina, que los estereotipos de los roles sociales en la vida política no se han roto. Ello responde a factores culturales, a estereotipos de roles con los que se asocia determinada actividad laboral, a la falta de igualdad de oportunidades, a la cultura machista que se resiste a que las mujeres puedan conquistar espacios públicos.
2. ¿Usted tuvo que enfrentar barreras, por ser mujer, en su vida profesional?
Sí, porque, tanto el ejercicio del derecho como la carrera judicial han estado reservados para un escenario masculino. Si miramos la galería de todos los presidentes de la Corte Suprema y del Tribunal Constitucional, encontramos que estos cargos han sido asumidos, totalmente, por hombres. Pero, a pesar de todas las expresiones de la cultura machista, he evitado que estas limiten mi caminar. El empoderamiento que he recibido desde mi hogar (gracias a mi madre) me ha hecho fuerte.
3. ¿Qué factores fueron determinantes, en su caso, para superar las barreras que enfrentan las mujeres?
Fundamentalmente, la educación y el trabajo, que son herramientas que permiten alcanzar un mejor nivel de vida e independencia, y que contribuyen al empoderamiento de la mujer. El trabajo es el vehículo que permite transformar la calidad de vida de los ciudadanos.
4. ¿Quisiera compartir alguna anécdota personal en la que enfrentó prejuicios machistas en su carrera?
Cuando era jueza de paz letrada en el Juzgado de Miraflores y Barranco, llegaba semanalmente la misma mujer golpeada por su marido. Luego, se intentaba que se amistara y se suscribía un acta con compromisos de vida y todo seguía como si nada hubiese pasado. Yo, como jueza, decidí detener al agresor. Pensé que la esposa maltratada me iba a agradecer; sin embargo, grande fue mi sorpresa cuando la propia agraviada señaló que no estaba de acuerdo con que se detuviera a su pareja; que aceptaba que su marido le pegara o la golpeara, pero “no tan fuerte”, invocando esa frase tan triste: “Mientras más me pegas, más te quiero”.
María Antonieta Alva
Ministra de Economía y Finanzas
1. ¿Cuál es su impresión sobre los datos de la participación de las mujeres en cargos de poder?
Definitivamente, es una llamada de atención sobre el hecho de que todavía hay un gran espacio de mejora en términos de participación de las mujeres. Actualmente, la tasa de actividad laboral es de 64% en mujeres y de 80,7% en los hombres. Gran parte de la menor participación de las mujeres en el espacio público tiene que ver con la independencia económica de las mujeres.
2. ¿Usted tuvo que enfrentar barreras, por ser mujer, en su vida profesional?
Yo tuve la suerte de venir de un espacio familiar bastante equitativo en el tratamiento entre mis hermanos y yo, además de tener oportunidades de acceso a la educación. He tenido la suerte de trabajar con jefes jóvenes que tenían el ‘chip’ de valorar el talento y la meritocracia.
3. ¿Qué factores fueron determinantes, en su caso, para superar las barreras que enfrentan las mujeres?
Cuando, en el 2017, fui designada directora de Presupuesto Público del Ministerio de Economía y Finanzas, a los 32 años, quienes me abrieron esa puerta fueron dos mujeres: la ministra de Economía, Claudia Cooper, y la viceministra de Hacienda, Rossana Polastri. Creo que eso también es un llamado a las mujeres que tenemos la oportunidad de abrir paso a otras mujeres. Cuando me hicieron directora general de Presupuesto, fue una noticia fuerte por mi juventud. Ahora, yo como ministra he designado a una directora general de 32 años y no ha pasado nada. Hay que ir rompiendo techos.
4. ¿Quisiera compartir alguna anécdota personal en la que enfrentó prejuicios machistas en su carrera?
En el pasado, estando en reuniones solo con hombres, cuando querían que alguien sacara unas copias me las daban a mí. Durante mis primeros días como directora general de Presupuesto, en una oportunidad, la viceministra de Hacienda no podía atender a un funcionario y me pidió que lo atendiera yo. Entré a la sala de reuniones y le pregunté: “¿Cómo lo puedo ayudar?”. Me respondió: “No te preocupes, hijita, estoy esperando a la directora general de Presupuesto”. Seguro estaba esperando que le sirviera un café.
Socorro Heysen
Superintendenta de Banca, Seguros y AFP
1. ¿Cuál es su impresión sobre los datos de la participación de las mujeres en cargos de poder?
La baja participación de las mujeres en cargos directivos observada en todo el país obedece a la interacción de varios factores, que van desde la existencia de sesgos de selección de las organizaciones y las personas, hasta la distribución de las cargas de trabajo del hogar y cuidado de los hijos en las familias. Es necesario que los que deciden hagan un esfuerzo consciente en buscar y formar candidatas mujeres. Por ejemplo, si en una elección congresal las electoras mujeres decidiésemos asignar nuestro voto preferencial al menos a una mujer, creo que la representación de las mujeres en el Congreso sería mayor.
2. ¿Usted tuvo que enfrentar barreras, por ser mujer, en su vida profesional?
Afortunadamente, yo no he enfrentado barreras y dificultades por ser mujer. En mi vida profesional, he tenido la suerte de trabajar en instituciones que ponían mucho énfasis en la meritocracia, como el Banco Central de Reserva, el Fondo Monetario Internacional y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP.
3. ¿Qué factores fueron determinantes, en su caso, para superar las barreras que enfrentan las mujeres?
He tenido mucha suerte y un gran ejemplo en mi casa. Soy parte de una familia en la que se enfatizó la importancia del desarrollo profesional y la independencia económica de la mujer. Mi papá y mi mamá fueron ambos profesionales y ambos trabajaron. Esa experiencia familiar ha marcado mi vida y quizá por eso he formado una familia con una pareja que comparte mis valores. La distribución de responsabilidades y tareas en mi hogar dista mucho del promedio nacional.
4. ¿Quisiera compartir alguna anécdota personal en la que enfrentó prejuicios machistas en su carrera?
Como dije antes, yo no he experimentado dificultades de ese tipo en mi vida profesional. Pero, como cabeza de una institución, tengo conocimiento de algunas situaciones de ese tipo que han existido. Ese es uno de los retos que asumí como lideresa de la SBS: lograr desterrar los remanentes de una cultura machista, para establecer una cultura inclusiva y tolerante a las diferencias.
María Cristina Nina
Única alcaldesa distrital de Lima Metropolitana (San Juan de Miraflores)
1. ¿Cuál es su impresión sobre los datos de la participación de las mujeres en cargos de poder?
Lamentablemente, la presencia de mujeres en altos cargos sigue siendo muy baja y muy notoria en algunos sectores más que en otros. Tal vez aún existe el mito de que algunas actividades profesionales tienen un sexo determinado, es decir, el masculino. Es paradójico, porque, a pesar de que las mujeres somos mayoría en el padrón electoral, nuestra presencia en cargos de elección popular y espacios de toma de decisiones es todavía baja.
2. ¿Usted tuvo que enfrentar barreras, por ser mujer, en su vida profesional?
Sí, claro. El machismo es una barrera muy fuerte, la vivo ahora de manera diaria, convertida en violencia política. Creo que esto es inevitable, al menos en nuestro país. Basta con que seas mujer y asumas un cargo muy visible para que existan críticas, desde cómo te vistes hasta tu desempeño laboral. En mi caso, se pensó que no estaba a la altura de lo que el puesto exigía por ser mujer y por ser joven.
3. ¿Qué factores fueron determinantes, en su caso, para superar las barreras que enfrentan las mujeres?
En mi caso, pienso que el trabajo en equipo es primordial. Cuento con un excelente grupo de colaboradores con los que trabajo para mejorar nuestro distrito. También puedo decir que me siento preparada y capacitada para el cargo que tengo. Me sigo preparando, estudiando para destacar cada día más y ofrecer lo mejor a mi comunidad. Este es un factor importante que no solo las autoridades deben seguir, sino toda persona en su vida si quiere triunfar.
4. ¿Quisiera compartir alguna anécdota personal en la que enfrentó prejuicios machistas en su carrera?
Más que una anécdota, me gustaría compartir y contar que en el último encuentro de alcaldesas, sin temor a equivocarme, puedo decir que cuando las alcaldesas nos expresamos el mensaje fue el mismo: nos sentimos solas, sin apoyo del Ministerio de la Mujer. Nos sentimos solas en el ámbito administrativo y de gestión. Pero sabemos a qué llegaremos: a cambiar estas crudas cifras de participación política, de violencia, acoso político, así como a demostrar que podemos ser y hacer lo que nos propongamos.