Fernando Vivas

“Ya está caminando” me dice Elio Riera, el abogado de Alberto Fujimori, con un entusiasmo digno de la comisión política de Fuerza Popular (FP), de la que no es parte pues no está afiliado al partido. Le pregunté cómo así su patrocinado de 85 años, que se cayó en la casa que habita con Keiko y sus nietas y lo operaron de la cadera, podría protagonizar una campaña presidencial. Fue menos entusiasta cuando me confirmó que el ‘Chino’ aún utiliza, por ratos, un balón de oxígeno para ayudarse a respirar. Añadan un tumor cancerígeno en la lengua que se resiste en desaparecer. Imaginar a un anciano que tendría 88 años el día que llegara a juramentar por cuarta vez a la presidencia, protagonizando debates, reuniones proselitistas y uno que otro viaje; raya en la política ficción.