El presidente Ollanta Humala aseguró en una entrevista con la agencia EFE que no se jubilará de la política cuando concluya su gobierno. “Es muy difícil que un político pase al retiro”, señaló. ¿Cuáles son sus alternativas para los próximos cinco años, en los que probablemente será el líder de una bancada minoritaria de oposición?
En los últimos años se ha demostrado que los políticos peruanos –aún más si son ex presidentes– no suelen retirarse: Alejandro Toledo gobernó el país del 2001 al 2006 y por varios meses fue favorito en las encuestas de la última campaña electoral. Además, es posible que participe en los próximos comicios.
El caso de Alan García es similar: fue presidente en el período 1985–1990 y volvió para participar en las elecciones convocadas por Valentín Paniagua. En esa ocasión fue derrotado por Toledo, pero en el 2006 venció a Humala –entonces con un discurso más radical– en la segunda vuelta del 2011. Su presencia en la siguiente contienda electoral es casi un hecho.
Las tres fuentes consultadas para este reportaje coincidieron en que al menos durante los dos primeros años del próximo gobierno, Ollanta Humala deberá defenderse de investigaciones en el Ministerio Público y el Congreso, sobre todo si Keiko Fujimori –ahora con un cómodo primer lugar en los sondeos– o García llegan al poder.
Toledo y García se enfrentaron en la campaña del 2001. Quince años después, ambos quieren volver a Palacio.
¿Otra 'megacomisión'?
“Es casi inevitable que exista una ‘megacomisión’ para investigarlo, tal como le ocurrió a García. Incluso si Keiko o Alan no ganan, tendrán un buen número de congresistas y es probable que el nacionalismo tenga muy pocos representantes. Entonces es casi inevitable un gran comisión”, dijo a El Comercio el analista político Carlos Basombrío.
Al respecto, el periodista y conductor de televisión Enrique Castillo cree que los vínculos con Martín Belaunde Lossio –su ex asesor de campaña hoy preso en Piedras Gordas– será el "gran pasivo" de Humala y, a la vez, el principal motivo por el que el próximo Congreso intentará investigarlo.
“Cuando uno está fuera del gobierno es muy difícil controlar las investigaciones. Los casos van a aflorar y será mucho más fácil indagar sobre los temas que deja pendientes. También habrá más detalles de cómo se manejó Nadine Heredia. Le pasó a Toledo y también le pasó a García”, destacó en diálogo con este Diario.
Basombrío cree que una buena opción para el nacionalismo sería llevar a Nadine Heredia como cabeza de lista al Congreso por Lima.
Se busca candidato
El Partido Nacionalista aún no define con quién postulará para las próximas elecciones, aunque Daniel Urresti aparece como la principal opción. Las encuestas no le favorecen: cuando era ministro del Interior alcanzó un 10% de intención de voto y ahora cuenta con 3% de respaldo.
“Urresti jala aplausos, pero no arrastra votos. Humala está en busca de candidato y podría construir alianzas con algunos de los partidos que están en el abanico de las encuestas. Creo que tomará una decisión táctica, pensando en el corto plazo y motivado por la necesidad impunidad para los próximos cinco años”, opinó el analista político y ex ministro Juan Sheput.
En tanto, Basombrío considera que una decisión inteligente del nacionalismo sería colocar a Nadine Heredia como cabeza de su lista al Congreso por Lima y "sacrificar" a un candidato presidencial –fiel a su causa, aunque sin posibilidades de ganar–, tal como sucedió con el fujimorismo en el 2006: Martha Chávez se lanzó sin éxito a la presidencia y Keiko Fujimori fue la congresista más votada.
Pero Enrique Castillo discrepa con esta opción: “En el Parlamento pasará el tiempo defendiéndose mientras intenta construir su candidatura [para el 2021]. Además, no tiene gran formación política. Creo que más actividad tendría fuera del Congreso, quizá dedicándose a dar conferencias, con presencia en los medios o continuar representando al Perú como lo hizo cuando fue embajadora de la quinua”.
Ollanta Humala podría volver a ser el severo crítico del próximo gobierno, tal como hizo en la campaña del 2006.
¿Nuevo polo rojo?
En el 2016, lejos de Palacio de Gobierno, Ollanta Humala debe retomar las riendas del Partido Nacionalista y diseñar una nueva estrategia política si quiere participar en la contienda electoral del 2021. Pero el ex comandante del Ejército parte con desventaja: no cuenta con la simpatía del sector de izquierda que lo apoyó en el 2006 y 2011. Tampoco podrá jugar nuevamente la carta del 'outsider'. ¿Qué caminos le quedan?
“Su futuro político lo veo tenue. Ha dejado de ser un referente para la izquierda y no ha logrado serlo para la derecha. El espacio que le queda es muy reducido. Él ha logrado algo que es muy poco frecuente en la política peruana: está indispuesto con todos. No le veo mucho futuro electoral [...] Creo que incluso Antauro tiene más futuro que Ollanta, quizá con un lema del tipo: 'Yo no los traiconaré'”, refiere Basombrío.
Enrique Castillo proyecta que Humala se convertirá en un crítico severo de su sucesor en el poder. “Lo veo otra vez con su polo rojo, como un opositor duro, que buscará evitar que el siguiente gobierno tenga más logros que él para ganar al olvido. Lo único que podrá exhibir son sus logros en políticas sociales. No ha tenido una megaobra ni grandes cifras económicas. ¿O usted lo ve como conferencista o consultor de un gobierno extranjero? Yo no”.
Aunque la política peruana suele ser impredecible –y en ocasiones incomprensible–, parece que Humala deberá andar un camino cuesta arriba.
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— Política El Comercio (@Politica_ECpe) julio 2, 2015