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Mientras que un grupo reducido de jóvenes apristas lavaba banderas partidarias frente al local de su sector, el ministro de Trabajo, , estrenaba su fajín en una jornada laboral en Santa Anita. “Paradojas de la vida, yo he estado con 200 jóvenes muy pobres, muy necesitados; me encantaría haber visto el tema pero felizmente estuve en otra situación y con jóvenes que realmente necesitan apoyo del Estado”, dijo a un canal de televisión. Barreda es un político aprista y sabe cómo enfrentar a sus (ex) compañeros. Pero su expulsión representa una de las mayores polémicas del partido de la estrella y puede abrir la puerta para mayores fricciones.

Para entender la magnitud de la expulsión de Barreda, es necesario conocer su historial aprista. Un historial distinto al de Abel Salinas, un técnico del partido que ha sido designado ministro de Salud y que también fue expulsado en medio de la disputa.

Barreda llegó al partido de la mano de su abuelo Fortunato Jara –una figura paterna para él–, un ex dirigente sindical y diputado aprista. Barreda siempre contó que el mitin aprista que lo marcó fue el de 1983 –tenía 17 años–, cuando Alan García se estrenó como secretario general y empezó la campaña municipal en la que Alfredo Barnechea –hoy en Acción Popular– era el candidato aprista en Lima.

Barreda creció en la base de Pueblo Libre –histórica para el – junto a otros miembros reconocidos del partido como los hermanos Carlos y Manuel Arana. En 1985, con la llegada del Apra al poder, esa Juventud Aprista Peruana (JAP) ochentera fue promovida por Agustín Mantilla. Es Mantilla quien en 1998 lleva a Barreda y a su amigo Ricardo Pinedo hasta Francia para presentarlos ante Alan García. Barreda y Pinedo se volverían amigos. Pinedo es el actual secretario del ex presidente y Barreda era –hasta hace unos días– uno de sus más cercanos colaboradores en su trabajo con las juventudes del partido.

La carrera de Barreda en el partido tuvo su despegue en 1995, cuando fue elegido secretario nacional de ideología. Identificado como uno de los mayores ideólogos de “los cuarentones”, Barreda llegó a la dirección política nacional del Apra en el 2010.

Dos años después, publicaría tres textos ligados al Apra: un libro sobre la estatización de la banca en el primer gobierno de Alan García (su tesis de licenciatura en 1994), un ensayo contrafáctico sobre Víctor Raúl Haya de la Torre y su posible gobierno en 1962, y otro ensayo en un compilatorio de homenaje a Javier Tantaleán.

Su dedicación al partido –tanto en militancia como en producción intelectual– lo llevó a integrar tres listas congresales y una municipal (siempre entre los 10 primeros números) pero en ninguna resultó electo.

—Llamadas y desenlaces—
Barreda recibió la propuesta de ser ministro en los primeros días del año, y si bien ya tenía meses fuera de la dirección nacional aprista, aún mantenía contacto con la cúpula partidaria.

En una infidencia, Alan García mostró en su cuenta de Twitter un correo que Barreda envió el 26 de diciembre (cinco días después de la votación de la vacancia presidencial) en el que pedía “una posición coherente frente a este gobierno incapaz”.

Amigos apristas de Barreda ponen en contexto su mensaje y recuerdan que este se dio después de que Jorge del Castillo y Luciana León se abstuvieran en la votación de la vacancia, pese a la decisión del partido de apoyarla. “[El correo] es una confirmación de que la vieja disciplina se resquebrajó y que el actuar colectivo se acabó y cada quien tomaba su propia decisión. Lo de la votación fue un acto de indisciplina mayor y no pasó nada”, explicaron las fuentes.

En el interior del Apra, algunos “cuarentones” como los hermanos Arana y Víctor López Orihuela han defendido a Barreda. Otros como Omar Quesada han guardado silencio.

Otros allegados justifican a Barreda así: “Le han planteado un capítulo nuevo en este gobierno, donde se sobreentiende una menor participación de PPK y un control casi absoluto de Aráoz. Lo que te puedo decir es que no aceptó por tener un fajín ni por el sueldo ni la sirena ni la escolta”.

En tanto, Mauricio Mulder establece una comparación con el caso de Jorge del Castillo. “La disciplina en el caso de Barreda se aplicó en base a una flagrancia inmediata, pero en el caso de Del Castillo no se quiso aplicar y se ha burocratizado. Yo creo que debe ser expulsado, porque él está deseoso de hacer todo tipo de vinculación con el gobierno”, aseveró.

Un día antes de la juramentación, Mulder llamó por teléfono a Barreda para hablar sobre los rumores de su designación. Al confirmarlo, lo recriminó. Otras fuentes indican que Barreda recibió días antes una llamada de otro miembro de la bancada aprista, quien le aseguró que “no se preocupara por su decisión, que se encargaría de la reacción partidaria”.

Otras fuentes indican que la propuesta de Barreda para el “Gabinete de la reconciliación” llegó a Aráoz desde la misma cúpula aprista. “Las lealtades en el partido se miden de distintas formas”, explicaron.

Mulder reveló que le dijo a Aráoz que ningún militante aprista aceptaría un cargo en el gobierno. Semanas atrás, llegó una advertencia a Palacio de Gobierno desde la cúpula aprista por un posible nombramiento de Del Castillo.

En el Apra ya anuncian una gira de Alan García por el sur del país. El 2021 no está tan lejos para la estrella.

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