No hay aplauso gratis, por Federico Salazar
No hay aplauso gratis, por Federico Salazar
Federico Salazar

ha propuesto  a los comandos Chavín de Huántar. No sorprende que una eventual candidata quiera hacer política con el tema. Llama la atención que lo haga con extrema ingenuidad.

“El Perú está en deuda con los comandos Chavín de Huántar. ¡Corresponde indemnizarlos ya!”, ha dicho.

Una indemnización es una reparación. ¿En qué tendrían que ser reparados? ¿Acaso se sentenció a algún comando por algo?

Lo que ha habido con los comandos es mezquindad. Mezquindad pero no ilegalidad. La mezquindad ha sido moral. Cualquier “reparación” debe darse en ese ámbito.

Lo más importante: el maltrato no ha venido de parte del Estado Peruano, sino de grupos particulares o individuos. Entonces, ¿por qué el Estado Peruano debería pagar una “indemnización”? Los comandos suelen ser entrenados para realizar operaciones de comando. El Estado asume sus carreras, su preparación y sus sueldos.

Los sueldos pueden ser bajos para el servicio que brindan. En todo caso, puede plantearse un alza de los sueldos. Pero ¿indemnización?

Es fácil ser generoso con el dinero público. Sobre todo, si uno obtiene un rédito político a costa de él. La señora Fujimori quiere un aplauso a costas del erario.

No es la única, por supuesto. La presidenta del Congreso ha hecho lo mismo con el presupuesto del Parlamento.

, en efecto, autorizó para congresistas y trabajadores. Quería celebrar, así, el Día del Padre y el Día de la Madre.

Ella ha dicho que no ha cometido un ilícito, porque todo estaba dentro del presupuesto asignado. Se equivoca, por supuesto.

El presupuesto del Congreso es para que el Congreso funcione. No es para engreír a nadie. No es para dar regalos o dádivas a los congresistas o a los trabajadores.

Todos deben tener su sueldo y sus gratificaciones. Pero ¿regalos? La Mesa Directiva quiere congraciarse con los trabajadores del Congreso y con los parlamentarios. Pero ¿con nuestro dinero?

La señora Solórzano cree que porque no se ejecutó el total del presupuesto tiene derecho a echar mano del saldo. No es así. Corresponde que ese saldo, grande o pequeño, revierta al Tesoro.

El presupuesto no ejecutado debe devolverse porque es dinero público. No es dinero de la señora Solórzano ni del oficialismo. Es dinero de todos los peruanos.

Es muy fácil ser generoso con el dinero ajeno. Es muy fácil gastar el dinero de los demás para recibir un aplauso. Es fácil pero ilegítimo.

El oficialismo demuestra que no tiene ningún sentido de la diferencia entre la legalidad y la legitimidad. Mira el presupuesto como si fuera una tómbola.

El Congreso no es una fiesta infantil, al final de la cual se entrega una sorpresita a cada invitado. Su presupuesto no es una piñata para reventar.

Keiko Fujimori y Ana María Solórzano parecen tener la misma visión. Una es la jefa de la representación nacional; la otra, una de las lideresas de la oposición.

No importa quién pague la cuenta si soy yo el que recibe los aplausos.

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