El nuevo Sendero, por Cecilia Valenzuela
El nuevo Sendero, por Cecilia Valenzuela

El padre del presidente Humala lo advirtió a inicios de este año: ¡ tampoco va! Lo hizo después de que el Gobierno cediera ante el levantamiento liderado por un dirigente de su movimiento etnocacerista, y anulara la exploración gasífera de Pichanaki: “Las Bambas acaba de estallar y se perfila una acción mucho más fuerte que Pichanaki. Pichanaki ha sido una pulga frente a Las Bambas”, dijo en esa oportunidad don Isaac.

Como en Islay, en Cotabambas los etnocaceristas se han encargado de agudizar el desconcierto social, provocando un desborde popular que ya ha cobrado cuatro vidas; ayer, a punta de huaracas, los seguidores de Isaac y Antauro Humala desafiaron el estado de emergencia decretado por el Gobierno la noche del lunes. El resultado hasta hoy es de al menos ocho policías heridos por impacto de piedra en Challhuahuacho.

Convertido en el aliado subversivo de la sibilina organización que lidera el cura , el movimiento etnocacerista hace política en las zonas mineras, moviendo algunos de sus cuadros en la clandestinidad; pero, en otros casos, la hace infiltrando dirigentes a través de otros partidos políticos.

El consejero regional apurimeño Everardo Ramos Huaccharaqui, por ejemplo, llegó al gobierno de la región como representante de Alianza para el Progreso, pero el día de la juramentación, ante la sorpresa de todos, juró por el etnocacerismo.

Everardo Ramos ha denunciado por corrupción al presidente y a todos los consejeros del gobierno regional anterior; sin embargo, él mismo enfrenta una serie de procesos penales como resultado de sus actividades en el sindicato de construcción civil de su región.

Hoy en día, Everardo Ramos lleva la batuta de la organización etnocacerista en Apurímac; fue él quien organizó el traslado y el desplazamiento de los huaraqueros que llegaron el viernes a la puerta de Las Bambas desde Andahuaylas, Chumbivilcas y Espinar.

Pero como los etnocaceristas aportan con la violencia, los de Tierra y Libertad lo hacen a través de su ONG CooperAcción, la que se encarga de alienar, voltear opiniones y llenar los vacíos que deja el Estado Peruano en las mentes de los pobladores de las zonas mineras.

Hace dos años, la ONG que le sirve de tapada al cura Marco Arana llegó y se instaló en Cotabambas, y desde entonces ha trabajado con lideresas a las que ha convencido de cambiar de posición, oponerse a la actividad minera y hacer política en contra de la inversión.

El estudio de impacto ambiental del megaproyecto cuprífero de Las Bambas fue aprobado por los representantes de las 33 comunidades aledañas a la mina, en el 2010. Dos años antes, la empresa entregó un fondo, a manera de fideicomiso, de 120 millones de dólares para la región. La construcción aún no ha terminado, pero su operación representará el 1,4% del PBI de nuestro país a partir del próximo año.

Por cierto, poco antes de presentarse en el último Perumin, la estrella del encuentro, el cura Marco Arana, viajó a Apurímac para coordinar y sincronizar las protestas que, en sus planes, deberían impedir el inicio de las operaciones de uno de los cuatro proyectos mineros más grandes del mundo, y el más importante para el Perú de estos tiempos.

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