¿El presidente se escucha a sí mismo?, por Juan Paredes Castro
¿El presidente se escucha a sí mismo?, por Juan Paredes Castro
Juan Paredes Castro

“Mente sana en cuerpo sano” pareció ser en un comienzo la novedosa práctica del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski  cuando introdujo a sus ministros, con él a la cabeza, en una rutina de flexiones corporales previa a cada Consejo de Ministros.

El patio de Palacio de Gobierno sirvió para la primera exhibición pública de un gabinete ministerial supuestamente dispuesto a sustituir grasa por perfomance.

De esto ya pasó un largo tiempo y no tenemos noticias de que la rutina haya continuado en privado. Con tanto ruido político y tanta demanda de ocupaciones gubernamentales, PPK y sus ministros sienten que llevan sus cuerpos de aquí para allá, a ritmo febril; sienten también todo el tiempo la voz de sus asesores y ayudantes diciéndoles esto y aquello; y sienten finalmente que suman a su haber decisiones y acciones que son, a su juicio, siempre importantes.

Si la dinámica del gobierno es así de intensa por qué tendrían sus miembros ejecutivos que perder tiempo en busca de un cuerpo sano y más aun en busca de una mente sana. Al propio PPK nadie tendría que darle lecciones de relajamiento. Ríe mucho, toca muy bien la flauta o el piano y, sobre todo, no pierde la calma.

Advertimos, sin embargo, que el presidente y sus ministros necesitan escucharse a sí mismos y no solo escuchar a sus asesores y voceros, que a su vez también debieran escucharse a sí mismos para que su trasmisión de ideas y consejos sea más completa y balanceada. Todos ellos debieran incorporar a su trabajo la rigurosa rutina de pensar mucho más intensamente hacia adentro antes de hablar hacia fuera, para que sus declaraciones y decisiones guarden coherencia y emitan señales de rumbo y confianza.

De eso se trata: de que si el presidente conoce bien su misión como gobernante y sabe a dónde quiere llevar al país, escucharse a sí mismo lo hará entender de que quien marca el rumbo es él; por lo que no tiene que estar dando golpes de timón en distintas direcciones, como sus asesores hacen que los dé. Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con sus decisiones, pero las respetaremos más si obedecen a reflexiones maduras en función de metas y objetivos elevados y no a cálculos políticos apresurados e improvisados que acaban favoreciendo intereses subalternos.

Lamentablemente, la única motivación cotidiana de la vida política peruana parece ser la confrontación. Todos buscan evitar y suprimir los conflictos en lugar de resolverlos, con lo que la esencia de la política pasa a no existir.

Las cabezas de los poderes públicos suelen descender constantemente a este terreno, en lugar de articular y moderar un Estado que,  con todos sus defectos, sea capaz de funcionar y ser reformado. Este tendría que ser el papel de Kuczynski, Salgado y Duberlí Rodríguez.

Se anuncia un espacio televisivo que se llamará “Conversando con el presidente”. ¿Qué diseño tendrá? ¿Quiénes serán sus interlocutores? Antes, claro,  necesitamos que el presidente se escuche a sí mismo, más frecuentemente.

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