Desde el 2000, en el Perú se cambiaron 94 ministros más que en Chile, 171 más que en Colombia y 185 más que en México. (Composición: El Comercio)
Desde el 2000, en el Perú se cambiaron 94 ministros más que en Chile, 171 más que en Colombia y 185 más que en México. (Composición: El Comercio)
Diego Chirinos

En menos de un mes, el Perú asumirá la presidencia pro témpore de la . Esta área de integración compartida con Chile, Colombia y México desde el 2011 es trascendental tanto en términos económicos como comerciales. Sin embargo, también resulta un espejo en el cual el país se golpea hoy con una dura realidad al evaluar la estabilidad sectorial de los últimos 18 años. A semanas de liderar ese bloque, El Comercio analizó la permanencia de los titulares de cada una de las carteras existentes en los cuatro países desde el 2000.

—Al fondo de la tabla—
Desde el gobierno de Valentín Paniagua hasta la fecha, en el Perú se cambiaron 150 ministros más que el promedio de sus pares de la Alianza del Pacífico.

“Son, sin duda, cifras reveladoras. Constituyen un síntoma de lo difícil que resulta la institucionalización ministerial y de las políticas públicas en el Perú. Es un país que vivió 18 años políticamente más agitados que Chile, Colombia y México”, comenta el jefe de IDEA Internacional en el Perú, Percy Medina.

Mientras aquí se atravesaron un gobierno de transición y otra sucesión constitucional, en ese mismo plazo Chile y Colombia experimentaron dos reelecciones –discontinuas y sucesivas–, respectivamente. México pudo concluir tres períodos de seis años de gobierno.

Esa estabilidad política se traduce, a la vez, en la continuidad de los liderazgos ministeriales. Alrededor del 30% de ministros designados en Chile y México desde el 2000 permaneció por más de media gestión gubernamental. Colombia supera el 40%.

“Lo primero que hace un ministro es un diagnóstico del sector. A veces no está del todo familiarizado con la cartera y hay una curva de aprendizaje alta. Si hablamos de solidez en las políticas públicas y de planificación, una alta rotación la dificulta”, advierte la representante del Banco Interamericano de Desarrollo en el Perú, Viviana Cano.

Solo el 6,5% de los 276 ministros designados en el Perú desde el 2000 superó los dos años y medio en el cargo. Una rotación constante muchas veces acompañada por cambios en direcciones o equipos técnicos de las respectivas carteras.

—Debilidad partidaria—
En el Perú, parte de esa remoción ministerial pasa por la tan aludida crisis de organizaciones políticas.

Una revisión de las últimas seis gestiones presidenciales permite concluir que, con el pasar de los años, los cuadros propios –tanto técnicos como políticos– pierden protagonismo en los gobiernos de turno. Hoy, por ejemplo, solo uno de los 19 ministros milita en el partido oficialista: Salvador Heresi. Ni el presidente Martín Vizcarra ni el primer ministro César Villanueva militan en Peruanos por el Kambio.

“Es un reflejo de la crisis del sistema partidario y no aplica solo a la actual gestión. En el Perú se ha difundido esta imagen de que los ministros son fusibles. Entonces, es más fácil capear una crisis cambiando al ministro que haciendo acuerdos políticos de más largo alcance. En el resto de la Alianza del Pacífico también hay crisis, pero existe mayor respaldo político y experiencia”, remarca Medina.

Así, cuando el líder de una cartera no representa un activo con peso propio para el gobierno, su situación será de mayor vulnerabilidad. Sobre todo ante aquellas presiones ajenas al Ejecutivo.

“Viví mucho tiempo en México [como funcionaria del BID] y nunca vi tanta presión de la ciudadanía o de los medios. Hay cambios, pero suelen responder solo a problemas insalvables. Los nombres no copan la agenda pública, sino las políticas de largo alcance”, cuenta la vicepresidenta de la República y comisionada extraordinaria en el proceso de vinculación del Perú a la OCDE, Mercedes Araoz.

—Tarea pendiente—
Si bien el ingreso del Perú a la OCDE no está directamente supeditado al nivel de rotación ministerial, las fuentes consultadas para este informe coinciden en que el efecto transversal de una mayor continuidad de políticas contribuirá a cumplir el objetivo. En ese sentido, reducir la brecha de tiempo promedio de permanencia en carteras como Educación, Salud o Trabajo con el resto de países de la Alianza del Pacífico sería un primer paso.

“En la gestión de política pública, uno de los elementos más importantes es la consistencia a largo plazo. Un reto fundamental para el Perú es que las instituciones que forman su centro de gobierno se consoliden y logren mayores niveles de coordinación, porque muchas políticas de reducción de brechas abarcan más de una cartera”, enfatiza Cano.

Con el ingreso de Colombia, anunciado el mes pasado, el Perú se convirtió en el último de los países de la Alianza del Pacífico en tentar esa posibilidad. “Y estamos listos para iniciar el procedimiento de acceso”, agrega Araoz.

A la espera de ello, las cifras de estabilidad ministerial en Chile, Colombia y México marcan otra senda por continuar.