(Fuente: Twitter)
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Redacción EC

Por: César Zumaeta, ex congresista

El pueblo aprista es más grande que su actual caudillo y la cúpula que lo acompaña. Mediante un equivocado sentido del mesianismo, pretende aún quedarse con una cuota de poder en un partido en crisis y ha dado lugar a una serie de problemas graves cuya consecuencia es la mínima presencia del partido de Haya de la Torre en el tejido social a casi 100 años de su existencia institucional.

Los problemas se acentúan por el desgaste de la imagen del compañero García, a pesar de los resultados positivos en la Presidencia de la República. Sin embargo, el partido no es solo Alan García. La convocatoria a la acción del llamado Apra Social se ha alejado de nuestro movimiento por la conducta de una dirigencia que no escucha y por los ataques que hemos soportado en los últimos años. Pero es también la convocatoria a militantes honestos que se encuentran impotentes de actuar ante los dirigentes, pues estos tuercen la voluntad de las bases y viven bajo la protección del compañero García. Pocos entienden el porqué de su permisividad.

Después de los resultados electorales del 2016, algunos dirigentes que aún se mantienen han venido realizando diversas maniobras para evitar la renovación. El irregular desarrollo del congreso partidario, al no cumplir con la agenda programada además de las cuotas de género, ha producido más de seis solicitudes de impugnación ante el JNE. Estos hechos son conocidos por la opinión pública, pero el compañero García pretende minimizarlos mostrando su parcialismo a los supuestos elegidos, a pesar de haber declarado que no respalda a ningún grupo interno. En la práctica, esta cúpula no tiene un plan de acción para relanzar y modernizar al partido de la estrella, y ello nos conducirá a mayores niveles de inestabilidad institucional.

Esta supuesta dirigencia cree que el caudillo lo podrá resolver todo de manera milagrosa. Esa visión no comulga con nuestra larga tradición de luchadores de izquierda democrática. Cuidado que estamos ingresando a la polarización de la militancia que debemos evitar. Al inclinarse García por un sector del partido, va perdiendo el sentir y el aprecio de hermano mayor de todos los apristas para convertirse en un simple ‘ismo’, grupo que debe ser desterrado por la gran fuerza moral de nuestro aprismo.

Queremos la renovación en un ambiente de diálogo sano y constructivo, con la unidad en las diferencias. Estoy señalando lo que creo es correcto para el partido. Cierto que se necesita sangre nueva que nos permita revitalizar nuestra vocación de servicio para con la sociedad, en particular con los que menos tienen, es decir, ser un partido que gane de nuevo la confianza popular perdida.

No sé qué pasó con Mauricio al recomendar usar la frase de Mao, del “Gran salto hacia adelante”. Él debería saber que el “Gran salto hacia adelante” de Mao en la década del 60 llevó a China a una época llamada “La gran hambruna” con un saldo de 36 millones de muertos. Mao aplicó dicha medida por estar fuera de la realidad del país que gobernaba. Si nuestro legislador cree que eso es lo que necesita el Apra, solo demuestra su desconexión de nuestra realidad.

Finalmente, quiero señalar que existen compañeros honestos que quieren trabajar a fondo para salir de la crisis a la que nos condujeron. No hay que tener miedo de hablar y expresarse. Queremos reconstruir las bases sólidas de nuestro partido, con el único fin de ser el medio más sólido para alcanzar la justicia social de alta calidad que merece el Perú.