Las personas realizamos múltiples actividades que generan ciertos peligros para nuestra salud o incluso para nuestra vida. Por ello, en muchos casos, existen prohibiciones o políticas destinadas a erradicar ciertas conductas. La reducción de riesgos y daños, por el contrario, acepta la complejidad y la libertad de las personas para tomar decisiones sobre su cuerpo y salud, pero busca garantizar el derecho que tienen de conocer los peligros, educar sobre medidas que puedan reducirlos y brindar alternativas más seguras en caso de que decidan seguir ejecutándolas. Es el caso, por ejemplo, de los conductores de automóviles y podría ser el caso también de los fumadores.

Según la Organización Mundial de la Salud, los accidentes de tránsito causan cada año alrededor de 1,3 millones muertes en todo el mundo (1). Pero ello no ha generado la prohibición del uso de los carros o campañas para descontinuar su uso. Por el contrario, las políticas de tránsito constantemente se actualizan con nuevas regulaciones y el desarrollo automotriz invierte en reducir cada vez más los efectos secundarios – que incluso a veces nos olvidamos pueden ocasionar el desplazarse alta velocidad por una ciudad.

Los cigarrillos, por su parte, causan más de 7 millones de muertes cada año, según la OMS (2). Ante estos riesgos, en los últimos años se han implementado múltiples estrategias encaminadas a prevenir que las personas empiecen a fumar o tomen la decisión de dejarlo.

No obstante, la abstinencia no es la única respuesta. El Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia en el Cuidado del Reino Unido (3) ha concluido que no es la nicotina, sino la combustión – es decir, la quema del tabaco- el principal factor asociado a las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Las maneras como se puede consumir el tabaco son variadas y, en los últimos años, han surgido opciones que, si bien no están libres de riesgos, disminuyen significativamente los daños debido a que no implican el proceso de combustión.

ALTERNATIVAS INNOVADORAS

Hoy en día, esas alternativas son los vapeadores, el tabaco sublingual, el polvo de tabaco, la crema de tabaco y los dispositivos de calentamiento de tabaco, entre otros. Los calentadores, por ejemplo, calientan láminas de tabaco que eliminan la combustión, emitiendo, en promedio, niveles 95% más bajos de componentes nocivos (6) en comparación con el humo del cigarrillo.

Como señala el proyecto Nicotina, Reducción de Riesgos y Daños, en los últimos veinte años la ciencia y la tecnología han permitido generar alternativas al consumo de nicotina con menor riesgo y daño, y “los desarrollos en políticas de salud pública han permitido reconocer que entre la prevención y la cesación del consumo deben existir estrategias para quienes no pueden o no quieren dejar de usar nicotina” (7).

Fuentes:

1 Traumatismos causados por el tránsito ()

2 Tabaco ()

3 National Institute for Health and Care Excellence, “Smoking: Harm Reduction”, June 2013 ()

4 PMI – Science

5

6 Información importante: no necesariamente equivale a una reducción del riesgo del 95%. Los productos que calientan tabaco no son libres de riesgo. Fuente: Reducciones promedio en los niveles de una amplia gama de químicos dañinos (excluyendo la nicotina) en comparación con el humo de una referencia estándar de cigarrillo (3R4F).

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