Según Koang Doluony, gracias al baloncesto tuvo la oportunidad de terminar el colegio y asistir a la universidad. (Foto: YouTube)
Según Koang Doluony, gracias al baloncesto tuvo la oportunidad de terminar el colegio y asistir a la universidad. (Foto: YouTube)
Redacción EC

Koang Doluony llegó a EE.UU. con nueve años como un refugiado que escapó de la crisis de su natal Sudán del Sur. Conoció el básquet al poco tiempo de llegar, se enamoró del deporte, jugó en la universidad, y fundó "Omaha Talons", la academia donde jóvenes refugiados se forman como la nueva generación de básquet en EE.UU., cuenta en Great Big Story.

Doluony llegó a Omaha, Nebraska, el hogar de la población de refugiados de Sudán del Sur más grande en el mundo fuera de África. Estos nuevos residentes están aprendiendo de basquetbolistas de primer nivel: son incentivados y educados dentro de una comunidad de amantes del básquetbol.

"Queremos que Nebraska sea reconocida como un estado de baloncesto. En los próximos años, los jugadores de Sudán del Sur van a infiltrarse en el juego de forma masiva y quiero que Omaha sea el centro de esa idea porque es donde está nuestra comunidad", dice el CEO del Omaha Talons Academy, Koang Doluony.

Según Doluony, gracias al baloncesto tuvo la oportunidad de terminar el colegio y asistir a la universidad. Ahora quiere que jóvenes, en los que observa potencial para el deporte, sean capaces de seguir sus pasos: y todo empezó en una pequeña 'cancha de barrio' con unos cuantos niños.

El Omaha Talons Academy inició en 2012, aquellos primeros niños, cuatro años después, se convirtieron en jugadores increíbles. "Probablemente estoy pasando más tiempo en el teléfono con entrenadores de la división de alto nivel lo que nunca pase en cualquier punto de mi vida".

Aguel Arop es, probablemente, el mejor jugador del proyecto. Desde que cursaba el séptimo grado se convirtió en el favorito de la comunidad. Según Koang, es quien tiene mayor potencial para triunfar. Ya es ganador de premios en el estado de Nebraska por sus habilidades. "Solo pienso mucho sobre el baloncesto y de toda la fortuna que he tenido con él", dice el jugador.

Arop nació en Sudán del Sur y llegó a EE.UU. cuatro años después. Así como Doluony, su viaje al continente americano fue duro y doloroso. "Muchos de nosotros hemos nacido en campos de refugiados. Se siente como su el mundo no se ha diseñado para nosotros. Hemos estado en la carrera desde siempre, tratando de encontrar un país de origen tras otro", dice Doluony.

Doluony creció gracias a proyectos sociales en Omaha. Él y su comunidad viven situaciones tan duras que están listos para 'tomar el mundo' desde los 18 años. Pero las oportunidades no son siempre para todos. Es así que él busca crear nuevos caminos gracias al básquetbol.

"El baloncesto ha creado una hermandad realmente muy especial", dice Doluony. "Aporta una gran cantidad de alegría a mi corazón por ver todas estas otros niños sudaneses realmente hacer algo de la nada, porque cuando vine aquí por primera vez, realmente no tenía nada", agrega Arop.

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