Siete años tiene La Plazita. La remodelación  ha estado a cargo de Viviana Velarde y el diseño actual del espacio contempla la ampliación de terraza y barra, además de una zona interior con más mesas.
Siete años tiene La Plazita. La remodelación ha estado a cargo de Viviana Velarde y el diseño actual del espacio contempla la ampliación de terraza y barra, además de una zona interior con más mesas.
/ MARICE CASTAÑEDA
Redacción Somos

Hay lugares que uno se acostumbra a guardar en la memoria con una imagen específica; tanto, que se hace raro pensarlos de otra manera. A mí me cuesta imaginarme La Plazita sin su terraza bañada en esa luz naranja que solo puede venir de las puestas de sol que nos regala el Pacífico en esta época del año. Y estoy segura de que no soy la única. Días que se hacen un poquito más largos y que invitan a quedarnos un poquito más de tiempo afuera; caminando, conversando, respirando; hasta que se hace de noche y la misma acción se repite por puro placer. Sea en un malecón con aroma a mar, en un parque lleno de vida o en una plaza pintoresca. La Plazita es exactamente de esos sitios donde uno se alimenta tanto en bocados como en vivencias. Una mesa donde las horas parecen no pasar.

Pesca del día en salsa de curry al ají amarillo, con costra de castañas y chaufa blanco. Foto: Maricé Castañeda.
Pesca del día en salsa de curry al ají amarillo, con costra de castañas y chaufa blanco. Foto: Maricé Castañeda.
/ MARICE CASTAÑEDA

En 2012, el espacio encabezado por el cocinero Coque Ossio abrió sus puertas definido bajo el concepto de bistró peruano/mediterráneo. Cebiches y arroces compartieron espacio durante buen tiempo con pizzas, pastas y tapeo variado, configurando así un menú rico en posibilidades, pero –con los años– con menos lugar para la sorpresa. Con esa premisa en mente, Ossio emprendió una renovación del menú que lo ha llevado a plasmar su versión más de autor a la fecha en una carta que se inclina con fuerza hacia el mediterráneo –aún conserva ciertos toques criollos– potenciado con una notoria presencia de Oriente. Hay color y sabor aquí, y eso nos gusta.

Panes bao hechos con tinta de calamar, rellenos de calamares crocantes y emulsión de pimentón. Foto: Maricé Castañeda.
Panes bao hechos con tinta de calamar, rellenos de calamares crocantes y emulsión de pimentón. Foto: Maricé Castañeda.
/ MARICE CASTAÑEDA

Los baos con calamares crocantes (S/ 32), inspirados en los clásicos ‘bocatas’ españoles, son una buena introducción a la nueva carta. Lo mismo va por el tuétano (S/ 46) y por el hummus (S/ 34), un plato lleno de texturas que bien podría probarse como pedido personal y no a manera de piqueo. El calor invita a quedarnos en lo marino, y el pescado con curry y castañas (S/ 68) se presenta como una alternativa bastante interesante. Hay verano de sobra para seguir explorando.

DIRECCIÓN: Calle San Fernando 380, Miraflores.

HORARIOS: Lunes a sábados de 12:30 p.m. a 11:30 p.m. / Domingos de 12:30 a 5 p.m.

CONTACTO: 621-0892

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