Después del olfato, el sentido más desarrollado en los perros es el oído. Si comparamos el oído de los canes con el del humano, su alcance auditivo es de 10 mil a 50 mil Hz mientras el nuestro es de 16 mil a 20 mil Hz. Además, tienen 17 músculos para mover sus orejas y eso les permite dirigirlas hacia el origen del sonido para escucharlo mejor. Increíble, ¿no?
Entre las razas de perros, los de orejas caídas ventilan menos sus oídos y están más predispuestos a sufrir de otitis. Es decir, en los perros de orejas caídas es muy frecuente encontrar inflamaciones del oído por levaduras; mientras que en los perros de orejas paradas son más comunes las infecciones por bacterias por el ingreso de agua.
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¿Cómo evitar la otitis? Antes del baño, no olvides colocarle tapones de algodones en los oídos para cuidar que no le ingrese agua o champú. Recuerda retirarlos cuando termines.
Las mascotas también necesitan de limpieza de oídos y es mejor que la práctica la realice un médico veterinario para evitar que la lastimes. Se les aplicará soluciones especiales para extraer el cerumen con instrumentos esterilizados, o se les retirará el exceso de pelitos del conducto auditivo para dejar libre la zona.
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Si notas que tu mascota se sacude la cabeza, se rasca el oído con una de sus extremidades traseras o se lame delicadamente el extremo de su patita posterior y la introducen en el oído para dejar su saliva, llévala a su veterinario para que la revise. Es importante darle tratamiento antes de que la situación se complique.
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