Algunos perros chicos parecen no ser conscientes de su tamaño cuando pretenden enfrentarse a los canes grandes. En sicología canina, la situación se conoce como “síndrome de perro pequeño” y este problema de comportamiento suele ir acompañado normalmente con actitudes como agresión, fobias, ladridos constantes, ansiedad por separación, o estrés. ¿Cómo podemos ayudar a nuestras mascotas?
Sin querer, puedes estar incentivando este síndrome si fomentas y no corriges conductas que no permitirías si tu perro fuera de tamaño mediano o grande. Entre ellas, dejarlo que se suba a los muebles, salte a las personas, las gruña o ladre a los invitados.
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Además, la sobreprotección, el engreimiento y la excesiva tolerancia los vuelve más territoriales y que no conozcan de límites, por eso no miden su tamaño cuando quieren enfrentarse a perros de mayor tamaño.
No olvidemos que los perros reflejan la educación que reciben de sus dueños. Si eres sobreprotector con él, irá desarrollando malas conductas que con el tiempo te serán difíciles de modificar. Aun así, nunca es tarde para corregir a tu engreído. Si ladra excesivamente, acércate inmediatamente a él y usa dos de tus dedos para darle un golpecito suave en la nariz y pronuncia un rotundo “no”. Cuando el perro esté callado, prémialo con tu presencia y afecto.
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A veces se le da poca importancia al tiempo de paseo de los perros chicos. Sacarlo fuera de casa y hacerlo interactuar con otros canes lo ayudará a sociabilizar con personas y otros de su especie. Permite que se le acerquen y lo toquen. Además, la actividad física los ayudará a ser más equilibrados y amigables.
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