Recuerdo con absoluta nitidez la llegada del año 90, mi primera década. Tengo una imagen en particular grabada en mi cerebro: mis papás, mi hermana y yo viendo los fuegos artificiales desde un ventanal que daba al inicio de la escalera, en el segundo piso de la casa que habitábamos en Moscú. Creo que fue la primera vez que escuché la palabra “década”, o por lo menos la primera vez que recuerdo haberla identificado. Sonó muy seria, muy ceremoniosa también, como si tuviera una connotación de “iniciación” en mi vida.
En abril de 1990 cumplí 10 años. Fue una época memorable. El año anterior había caído el Muro de Berlín, habían derrocado a Nicolae Ceaucescu en Rumania -mi país de nacimiento- y Mikhail Gorbachev lideraba exitosamente a la Unión Soviética hacia Occidente. No en vano había venido Mickey Mouse de visita por primera vez dos años antes. Ah, y Ronald Reagan también. Presenciar todos estos sucesos desde la primera fila que significaba vivir en la capital rusa era como ver el desenlace de una película de suspenso, donde parecía que el bien triunfaba sobre el mal. 1990 también fue el año en que tuve a mi primer perro, mi ultimo año en Moscú (y, en consecuencia, primer año viviendo en Uruguay), y el año en que salió la canción y el video de Vogue.
Este 2020 cumplo 40, algo que probablemente me esté causando un poco más de ansiedad que cuando cumplí 30 en 2010 y definitivamente mucho más que cuando coincidí con el ampliamente temido Y2K: el año que cumplí 20. Por otro lado, recuerdo a mi mama diciéndome hace años, que cuando ella cumplió 40 sintió que le habían quitado un velo de encima de los ojos, y que su visión se volvió 20/20. También pienso inevitablemente en Madonna a los 40, momento en que sacó su álbum más aclamado por la crítica hasta la fecha, Ray of Light. Y sobre todo pienso en la columna que escribí para este diario hace unas semanas defendiendo la idea de envejecer y lo ‘subconscientemente’ conveniente que me ha resultado.
Temores aparte, al igual que la mayoría, me veo sumido en esta sensación de esperanza acompañada de misticismo que trae esta fecha en particular, y me es difícil no pensar en cómo quiero que sea el próximo año, cada vez con menos rituales y sí con un poco más de acciones. En cualquier caso, siempre teniendo presente esa frase que repiten mis amigas Pilar y Araceli: “thoughts become things” (los pensamientos se materializan).
Por esta razón es que he hecho una lista de las 20 cosas que me gustarían para este 2020:
1. Más empatía.
2. El teléfono de Henry Cavill.
3. Que la gente deje salir a quienes vienen en el ascensor antes de querer entrar en él. Lo que es un mínimo de educación y la más pura y simple lógica escapa a la mayoría de limeños.
4. Un huevo Fabergé. Son 32 años esperándolo
5. Que quienes se sientan muy patriotas por gritar un gol de la selección peruana de fútbol mantengan ese espíritu cuando estén por tirar basura a la calle, por cerrar a alguien en las autopistas o cuando estén por utilizar un insulto racista.
6. Dejar de ser considerado un ciudadano de segunda categoría por mi orientación sexual y poder tener los mismos derechos que cualquier peruano (y que donar sangre tampoco sea un problema por la misma razón).
7. Que más gente lea los posts y revise las fuentes antes de compartirlos (y que cuestionen todo, siempre).
8. Conocer a Madonna.
9. Que en el Perú finalmente se erradiquen las corridas de toros y las peleas de gallos. La muerte y la tortura no son arte ni cultura.
10. Que la gente deje de odiar a Gretha Thunberg y empiece a entender su mensaje.
11. Que Fendi busque una alternativa a las pieles. El núcleo del negocio de la casa italiana son las pieles de animales y si esto se lograse sería el golpe más fuerte a esta cruel e innecesaria industria.
12. Que los futuros congresistas de Perú tengan asesores de imagen.
13. Menos perros en las calles, menos compras de mascotas y más adopciones.
14. Más veganos.
15. Que la gente continúe ejerciendo su poder de protesta para evitar que los Trumps, Johnsons y Bolsonaros del mundo nos lleven a un lugar más oscuro aún.
16. La dirección de Henry Cavill.
17. Que haya menos piezas pura y únicamente decorativas en las ferias de arte de Lima.
18. Justicia real para los crímenes de odio.
19. Recuperar mis abdominales.
20. Henry Cavill.
Feliz año nuevo, y ya en abril les contaré cómo llego a los 40.