El 'Flaco' Carrillo, por Pedro Ortiz Bisso

En setiembre del año pasado, con el entusiasmo escapándosele por los poros, el periodista Mario Fernández escribió un largo post en Facebook destacando las virtudes de André Carrillo. Andaba tan fascinado tras la victoria sobre Bolivia, que el ‘Tigre’ se atrevió a hacer una comparación casi hereje: dijo que el ex Alianza le recordaba a Juan José Muñante. 

“Si hasta en los apodos se parecen: la ‘Cobra’ Muñante y la ‘Culebra’ Carrillo”, señalaba deslumbrado, recordando la facilidad para el regate del jugador del Watford. “Su marcador, José Sagredo, nunca lo pudo frenar”, sentenció. 

Pero decía que era una comparación casi hereje porque Muñante debe ser uno de los mejores delanteros nacidos en esta tierra. Tenía, además, una característica que lo separa de André: era un velocista. Largaba la pelota y no había quién lo agarrara. Por algo le decían el ‘Jet’. 

Carrillo es veloz, pero está lejos de los estándares ‘boltianos’ de Muñante. Lo suyo es pura elegancia y preciosismo. 

Antes de que Paolo metiera el tercero ante Arabia Saudí, su amague con derecha –con su marcador desparramado sobre el césped– no me recordó a J.J., sino a otro diestro de gustos refinados que con la selección siempre anduvo derecho: Eduardo Hugo Malásquez. 

Busquen en You Tube sus regates antes del gol del ‘Patrón’ Velásquez en el Centenario, en un amistoso antes de las Eliminatorias del 85. Y luego intenten encontrar la cintura del uruguayo Bossio. El ‘Flaco’ lo hizo leña, como André a un saudí, 33 años después en Saint Gallen.