ENTREVISTA A DIRECTOR TECNICO PABLO BENGOECHEA, ALIANZA LIMA

FOTOS: VIOLETA AYASTA / EL COMERCIO
ENTREVISTA A DIRECTOR TECNICO PABLO BENGOECHEA, ALIANZA LIMA FOTOS: VIOLETA AYASTA / EL COMERCIO
/ Violeta Ayasta
Jose Chávarri

En el fútbol, los milagros y la memoria no van de la mano.

Corría el 2017 y los hombres de la Victoria, ansiosos por una nueva estrella en Matute, desconocían su ADN y confiaban en el profeta llegado desde Uruguay.

Los feligreses se rindieron ante aquel que les enseñó el camino y logró el milagro. Todos los que oraron se congregaron en el Alejandro Villanueva, poseídos por un éxtasis colectivo. Aquella tarde, la aparición del apóstol más impensado (Leyes) ayudó a la consagración. había logrado lo que nadie en la última década. Desde ese momento, el pueblo aliancista lo veneraba.

Por designios del destino, partió a un exilio.

En su lugar, vino alguien con mucha prédica pero que nunca convenció al pueblo en Matute.

Fue entonces cuando se produce el retorno de , para devolverle la fe a ese pueblo devoto, que tenía fresca en la memoria la última estrella.

Dos años después, parte de aquellos que lo escucharon y creyeron en su mensaje, lo critican en el lugar más anónimo y despiadado que existe: Las redes.

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Lo cierto es que los blanquiazules fueron sub campeones en el 2018 y 2019, pero eso, para algunos, ya no sirve para renovar su fe.

Ahora bien, hasta los profetas cometen pecados y cabe preguntarse si el buen los cometió y, más aún, si sabiéndose pecador, hizo acto de contrición.

Insistió en jugar con un sistema que no le dio resultados. Nunca terminó de encontrar los 11 apóstoles. Intentó poner paños fríos a lo de Deza pero, desafortunadamente, terminó expuesto.

Es cierto, el uruguayo siempre asumió la responsabilidad, en aras de proteger a los suyos, pero por momentos exageró buscando culpables donde no los había, dando a entender que los partidos se daban fuera del campo. Inteligente estrategia, aunque en el largo plazo, y sin resultados en el campo, ineficaz.

Sus últimas apariciones desde el borde del campo mostraron a un profeta que quizás había perdido ese poder de convencimiento, esa aura que logró que el feligrés de Matute deje de lado la quimba.

Y los profetas surgen gracias a sus fieles seguidores, sin ellos pasan al anonimato, se quedan sin templo.

Ese Pablo, el profeta, ya no convence más y decide dejar el pueblo que en un momento lo idolatró. Seguramente, predicará en otros pueblos.

Porque cuando el feligrés no se siente representado por quien predica, decide buscar un nuevo mensaje, uno que lo convenza, uno que le devuelva la fe. Al feligrés de Matute le queda esperar que el próximo profeta traiga la palabra correcta y pueda enseñarles un nuevo camino, una nueva esperanza.

Ya reza el proverbio popular: Alianza Lima es una religión.

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