(Ilustración: El Comercio)
(Ilustración: El Comercio)
Jaime Bedoya

En los Estados Unidos se usa el nombre genérico de Karen para referise a aquella mujer de edad mediana, blanca y racista que gracias a sus enrarecidos aires de superioridad se hace irremediablemente insoportable. Respaldada por esta importancia autoatribuida, la Karen se muestra en su esplendor cuando en un establecimiento público (usualmente un supermercado) suele proferir su grito de batalla: quiero hablar con el gerente. Así como el agua moja y el sol ilumina, Karen asume que el mundo le debe subordinación natural. Karen es universal. Todos conocemos una.

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