La página peruana Ligas Femeninas Fútbol 7 (organización que busca, entre otras cosas, disminuir la inequidad de género en el deporte) reúne nada menos que cincuenta mil seguidores en Facebook. (Foto: Facebook Ligas Femeninas Fútbol 7)
La página peruana Ligas Femeninas Fútbol 7 (organización que busca, entre otras cosas, disminuir la inequidad de género en el deporte) reúne nada menos que cincuenta mil seguidores en Facebook. (Foto: Facebook Ligas Femeninas Fútbol 7)
Nora Sugobono

El primer regalo que me pidió fue un uniforme del Real Madrid que le compré en Polvos Rosados. Josefina, mi ahijada, tendría unos 4 años en aquel entonces, pero sabía bien lo que quería. Tiempo después se aseguraría de que sus estampitas de Primera Comunión incluyesen una pelota de fútbol en el diseño. Pienso en ella cada vez que abro mi refrigeradora y me encuentro –sostenido por un imán con el número de algún delivery– el dibujo de una niña con vestido y balón. 

PALABRA DEL DÍA: LA

"Tiempo después se aseguraría de que sus estampitas de Primera Comunión incluyesen una pelota de fútbol en el diseño".
"Tiempo después se aseguraría de que sus estampitas de Primera Comunión incluyesen una pelota de fútbol en el diseño".

Hoy miro a Josefina, de 12 años, sonreír mientras habla de (no se puede ser perfecta en todo) o revisar su álbum . Me confirma, sin saberlo, que las cosas han cambiado. Cuando yo tenía su edad, muchas de mis amigas no tuvieron esa suerte. Veinte años atrás el fútbol no era para mujeres; y si lo era, no todos lo entendían como algo positivo. El panorama actual es radicalmente diferente. Algunos datos lo ilustran: la página peruana Ligas Femeninas Fútbol 7 (organización que busca, entre otras cosas, disminuir la inequidad de género en el deporte) reúne nada menos que cincuenta mil seguidores en ; asimismo, existen campeonatos como el metropolitano o el interclubes, que apuntan a ser más profesionales, pero son referentes de importancia.

Mi papá tuvo tres hijas. De niñas, nos hacía jugar a quitarle la pelota. Ganarle era imposible, y eso era, en realidad, parte de la gracia. Crecí viéndolo participar en incontables campeonatos, con fútbol en la televisión y reuniones alrededor de ello. Juega dos pichangas a la semana y suele llamarme cada vez que va a empezarlas. Mi papá tuvo tres hijas y nunca les dijo que no podían jugar fútbol. Nosotras aprendimos a vivirlo no desde la técnica, sino desde la emoción. Josefina, como muchas otras mujeres, lo hace desde ambas. Queda claro, en cualquier caso, que en este partido todos estamos en el mismo equipo.

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